El Gobierno tiene prisa por atornillar hasta la asfixia los bolsillos de los españoles y los balances de las empresas y los bancos. El calentamiento fiscal que deprimirá la economía del país cubrió otro capítulo con la aprobación del impuesto digital y la “tasa Tobin” a las transacciones financieras con los que prevé recaudar 2.050 millones de euros.
En ambos casos va por libre y a contracorriente en el concierto internacional a pesar de las serias reticencias sobre el primero y el fiasco demostrado provocado por la segunda. ¿Cómo acabará, finalmente, todo esto?