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Delitos sexuales. Una realidad que la política ignora

Familia

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El Ministerio del Interior ha realizado un Informe sobre los delitos contra la libertad e indemnidad sexual, a cuyo contenido ha tenido acceso El País. Los datos muestran un perfil estilizado del problema que se aparta del tratamiento tópico de las políticas públicas que se aplican, y de buena parte de la opinión publicada.

Estos son los principales perfiles.

  1. Prevalencia territorial de los delitos. Las diferencias territoriales son notables, el análisis de sus causas debe ser emprendido porque revelara qué factores favorecen este tipo de delitos. Concretamente, la diferencia entre el máximo, Baleares con 45 delitos por 100.000 habitantes, y el mínimo, provincias de Extremadura y Galicia, con 14 casos supera la relación de 1 a 3. También es llamativo el singular índice de Navarra, 36, más cuando su entorno cultural, La Rioja y El País Vasco se sitúan en 18-24, con la excepción de Álava con 26.
  2. Cataluña, detrás de Baleares y Navarra, presenta los registros más altos, 30 casos, con una diferencia nada menor. En los dos primeros territorios se trata de una prevalencia sobre unos cientos de miles de habitantes, en el caso catalán afecta a 7,4 millones de personas. Es otra dimensión cuantitativa. Barcelona muestra una cifra extraordinariamente alta, 1.627 casos en total, por 1.776 de Madrid, con el doble de población. La prevalencia de la capital catalana se sitúa en 101 casos, por 57 de Madrid, casi el doble. En este caso la llamada de atención es necesaria: Cataluña en general, y Barcelona en particular, son quienes desde hace más años aplican normas y recursos contra los delitos sexuales, pero desde la interpretación de sus causas que hace la perspectiva de género. El resultado muestra no ya el fracaso, sino un resultado claramente contraproducente, sobre todo en el caso de la capital. La pregunta es obligada. ¿A qué obedece esa elevada tasa de delitos sexuales, y qué se piensa hacerse para reducirla?
  3. Los delitos de este tipo contra los hombres son inferiores a los de las mujeres, pero quienes los sufren son niños de menos de 14 años, como primer grupo, y adolescentes, y quienes los cometen son hombres. Es la relación que señala la naturaleza vinculada a la homosexualidad y la pederastia. Para las mujeres el perfil es distinto. Puesto que el primer grupo son jóvenes y mujeres jóvenes (18-30 años) claramente, y el segundo las adolescentes mayores de 14 años. En contrapartida, las niñas pequeñas sufren muchos menos casos que los niños en una proporción próxima a 1:2
  4. En contra del discurso de la violencia de género sobre las relaciones de pareja, son mínimos los casos que se registran, solo el 5% en las mujeres (1% en los hombres), así como en el seno de la familia, 8% en ambos casos La mayoría se dan con personas desconocidas (72% en las mujeres y 77% en los hombres). En un 16-14% se trata de gente del entorno, pero no de la familia.
  5. El incremento de los casos, un 30% desde el 2012 es una cifra llamativa, aunque seguramente se puede atribuir en parte a un aumento de las denuncias de casos que antes no se producían. Aun así, este tipo de razonamiento intuitivo, pero no empírico, no es capaz de explicar por qué han crecido un 108%, hasta el 2017, los abusos sexuales con penetración. De todas formas, se puede considerar más significativas las agresiones sexuales con penetración porque no registran el efecto del aumento de denuncias, solo crece el 8% pero constituyen 1.382 casos, el doble que los abusos. Existe una diferencia básica entre abuso y agresión. El abuso es penalmente mucho menos grave, tipifica los “tocamientos sorpresivos y/o fugaces”, y/o cuando la víctima está privada de sentido o anulada su voluntad por la intoxicación etílica u otro tipo de drogas. El hecho de que el abuso pueda consistir en una aproximación física indebida ayuda a entender cómo una mayor sensibilidad hacia este tipo de acto implicaría un aumento de las denuncias. Es la no concurrencia de violencia o intimidación en el primer caso.
  6. Considerando el agregado de uno y otro, con el común denominador de la penetración, en el 2017 en España se produjeron más de 2000 casos, cuya victima seria básicamente una chica joven y adolescente, y el agresor un hombre de mediana edad, o bien un hombre joven (18-30). Esta interpretación cualitativa es consistente con los datos del Hospital Clínico de Barcelona, centro de referencia de este tipo de agresiones, y la reciente encuesta realizada en la Universidad de Girona: chicas-mujeres jóvenes- noche- fiesta-alcohol y conocidos o parejas circunstanciales. En general el ámbito universitario no escapa a este tipo de agresiones.
  7. Un último dato es llamativo mientras que el 94 % de delitos cometidos por hombres han sido detenidos o investigados, solo el 4% por ciento de los realizados por mujeres han sido abordados. Se trata de una impunidad total. Ahí sí que hay una brecha de género explicable solo por la presión ambiental que se ejerce de culpabilización de los hombres y exoneración de las mujeres.

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