La pasarela mediática se ha salpicado con una noticia que ha recorrido todo el mundo desde China: un científico de este país, He Jiankui, de Shenzhen, ha afirmado que colaboró para desarrollar los primeros bebés genéticamente modificados de la historia de la humanidad. Los dos bebés serían dos gemelas cuyo ADN habría sido modificado artificialmente para hacer su organismo a una hipotética infección futura del Virus de la Inmunodeficiencia Humana, también conocido popularmente como VIH o sida en su estadio desarrollado.
La mayoría de medios de comunicación se han hecho eco de esta noticia que de ser cierta finalmente estaría suponiendo un reto ético mayúsculo contrario a las leyes naturales.
Aunque ya se contaba con la suficiente capacidad científica y tecnológica para desarrollar una manipulación genética humana en un entorno de laboratorio, nunca se había realizado en los países desarrollados por la evidente implicación ética. Sí que se manipula genéticamente habitualmente semillas y plantas para hacerlas más fuertes a plagas, insectos, o, incluso, para potenciar sus frutos o la estética de los mismos. También se habían hecho experimentos con animales a los que se les manipulaba su ADN para acercarlos también a las necesidades consumistas del ser humano.
El ser humano jugando a ser Dios y, a la manera del doctor Frankestein, usando material genético humano para generar seres humanos modificados. Sería pues supuestamente ahora que se ha realizado por primera vez en el mundo esa manipulación en un país, China, que desarrolla su actividad gubernamental al margen de los organismos políticos y de gobierno mundiales tal y como se demuestra, una vez más, en esta ocasión.
Jiankui es un científico estadounidense que asegura haber participado en la manipulación genética de hasta siete embriones para siete parejas, de los cuales sólo habrían prosperado las dos gemelas mencionadas con anterioridad. En Estados Unidos está prohibida está práctica ya que, según se sabe, la manipulación de los genes puede pasar a generaciones futuras sin conocerse sus posibles e imprevisibles consecuencias que podrían constituir, entre otras cosas, el daño a otros genes.
Este científico defiende que su objetivo no fue curar o prevenir una enfermedad hereditaria, sino facilitar a un ser humano que viene un rasgo ya existente, pero poco desarrollado entre las personas: la capacidad de resistir una posible infección futura con el VIH. Hablamos de los primeros humanos transgénicos.
“Siento una gran responsabilidad de que no se trata solo de hacer una primera, sino también de ser un ejemplo”, dijo a The Associated Press Jiankui. “La sociedad decidirá qué hacer a continuación” en términos de permitir o prohibir tal ciencia. Algunos científicos se sorprendieron al escuchar la reclamación y lo condenaron enérgicamente. Es “inconcebible … un experimento con seres humanos que no es moral ni éticamente defendible”, dijo el Dr. Kiran Musunuru, un experto en edición genética de la Universidad de Pennsylvania y editor de una revista de genética.
Gattaca y los humanos transgénicos
Y es que la comunidad científica ya ha alertado de los riesgos de este tipo de prácticas y han denunciado que se trata de experimentación humana. A ese respecto el panorama que abriría este tipo de prácticas de manera normal es del todo imprevisible y abriría un profundo cambio de ciclo en la humanidad como nunca antes se habría visto. A este respecto la película Gattaca, que muestra una sociedad distópica futura en la que hay dos tipos de personas: los manipulados genéticamente que acceden a puestos de responsabilidad y son la primera clase social y una segunda denominada «los hijos de Dios», que no han pasado por el perfeccionamiento que ofrecería la manipulación genética artificial en un laboratorio. Este segundo grupo estaría relegado a un segundo orden en la sociedad. Un segundo orden que los dejaría como parias de una sociedad genéticamente perfecta.
Esta ficción nos muestra uno de los muchos y peligrosos escenarios que podría darse si la práctica que ha anunciado este científico se extendiera y se asumiera como normal y deseable. Además, la lógica de estas prácticas son difíciles de rebatir desde una perspectiva individualista basada en la inmediatez del deseo que es la que vivimos: si vas a tener un hijo, ¿no harías todo lo posible para «pulir» de salir todas sus deficiencias genéticas para que pudiera nacer sin enfermedades, con altas capacidades y con una vida sin sobresaltos genéticos? El debate está servido.
1 Comentario. Dejar nuevo
¡El hombre jugando a ser Dios! Da mucha pena, tiene consecuencias para todos.
¡Que Dios nos ayude, y la Virgen Santísima nos guarde!