Desde posiciones políticas hay diversas maneras para cambiar aspectos que impactan negativamente en la sociedad. Hacer leyes es una de ellas, pero también modificar las actuales, hacer campañas de sensibilización o dotar de recursos a los agentes que deben hacerse cargo del tema, pero hay una manera que sobresale por encima de todas las demás: formar a través de la buena educación a ciudadanos respetables que ejerzan sus derechos y deberes de manera responsable.
La razón por la que cabe subrayar esta obviedad es por la nueva ley que el Parlamento británico ultima para perseguir a los que fotografíen debajo de las faldas. Un hecho del todo reprobable, pero que se puede abordar tipificándolo como delito en leyes ya existentes, que se pueden actualizar. ¿Por qué entonces una ley específica para un delito tan concreto?
Los partidos políticos utilizan la herramienta legislativa para subrayar acciones políticas y marcar una agenda ideológica determinada. Lo que provocan es un entorno en el cual la burocracia crece exponencialmente y por cada detalle debe hacerse una ley, cuando la definición de ley sugiere abordar un tema transversal de manera general para que el juez interprete la norma y la utilice en los casos concretos como puede ser, por ejemplo, el que aborda la ley británica. Hacer una ley para cada caso concreto solamente porque se quiere destacar políticamente por encima del resto para potenciar una parte del electorado es un desbarajuste que provoca hondos problemas en la jurisprudencia de un país.
Persiguiendo el upskirting
La Cámara de los Lores se prepara para examinar y previsiblemente aprobar la ley que persigue el upskirting, la indecente y nueva práctica que consiste en hacer fotografías por debajo de la falda de las mujeres sin su consentimiento. La Ley prevé dos años de prisión como pena máxima para el agresor.
“No quedarán impunes más abusos como el que sufrí en Londres el año pasado. Aunque los casos no desaparecerán de un día para otro, la prohibición supone un gran avance para las mujeres británicas. Si decidimos llevar falda, nos sentiremos más tranquilas y seguras”, así se manifestaba la escritora Gina Martin de 27 años, que sufrió esta práctica en verano de 2017 en un concierto y que dio visibilidad mediática al hecho. Gracias a la campaña que ella empezó la Sexual Offences Act penalizará el upskirting. La petición de la joven en las redes sociales se popularizó, y se lanzó una petición para cambiar la ley y logró 100.000 apoyos.
Por otro lado, este tipo de acciones hace cuestionarse sobre el tipo de personas que componen la sociedad y el tipo de educación -o carencia de ella- que se está dando. ¿Se tendrá en cuenta para construir una sociedad que eduque en lugar de una sociedad que sancione?