El próximo 28 de septiembre Universal Pictures España estrenará en los cines españoles El Papa Francisco, un hombre de palabra, más que un documental, un viaje personal con el Santo Padre de la mano del galardonado director de cine Wim Wenders.
El también nominado tres veces al Oscar por La sal de la Tierra, Pina y Buena Vista Social Club nos brinda un encuentro único con una de las personas más fascinantes del mundo: Jorge Mario Bergoglio, el sacerdote jesuita argentino que el 13 de marzo de 2013 se convirtió en el Papa Francisco.
Por cortesía del Vaticano y en el transcurso de varios años, Wenders y su equipo pudieron entrevistar a Francisco, acceder al material de archivo sobre el Pontífice, con detalles de sus viajes por diferentes países, sus reuniones con líderes mundiales y con ciudadanos de la calle en las que su mensaje de compasión, humanismo y unidad estaba bien presente.
De todo ello, de sus ideas y su mensaje, nace El Papa Francisco, un hombre de palabra, un entrañable retrato de la figura del Santo Padre, primer jesuita en ser nombrado Obispo de Roma y primer Papa que eligió el nombre de Francisco, en honor a san Francisco de Asís.
“Una película que jamás podría haber soñado”
El proyecto de hacer una película sobre la figura del Papa Francisco nació a finales de 2013, cuando el director alemán Wim Wenders recibió una carta en su despacho de producción de Berlín con matasellos de El Vaticano.
El escrito era una oferta que pocos cineastas podrían rechazar: una invitación a realizar un documental sobre el Papa y en colaboración con el propio Francisco, que incluía acceso sin restricciones al amplio archivo de la Santa Sede de imágenes televisivas de Su Santidad.
La propuesta partió de la idea del prefecto de la Secretaría para la Comunicación, monseñor Dario Viganó, para “hacer una película con el Papa Francisco y no sobre el Papa Francisco”.
El filme está realizado en buena parte con una cámara directa que visualiza y narra momentos de una audiencia cara a cara con el Papa, creando un diálogo entre él y literalmente con el mundo.
“Ni en el mejor de mis sueños habría imaginado hacer una película sobre el Papa Francisco. […] Era una oportunidad única de hacer una película que jamás podría haber soñado”, afirmaba recientemente Wenders.
“El Papa Francisco me intrigaba desde el día en que fue elegido, y su elección de nombre como Pontífice me emocionó, porque San Francisco es uno de los grandes héroes de la humanidad, en mi opinión. Lo consideré un regalo, contar con un acceso tan íntimo a un hombre tan fascinante y valiente”, añadía.
“En el mundo de hoy, no es fácil predicar con el ejemplo y estar a la altura de tus palabras. […] Nos hemos acostumbrado al hecho de que la mayor parte de la gente que habla en representación de la población —políticos, normalmente— no cumplen lo que afirman. En el Papa Francisco nos encontramos a un hombre honesto que no solo representa a los cristianos y los católicos, sino a toda la humanidad. Actúa de acuerdo a lo que dice, y, personalmente, siento una profunda estima por esa actitud”, destacaba.
Por un mundo mejor
Tras recibir el encargo de poner en marcha El Papa Francisco, un hombre de palabra, Wenders y su coguionista y productor David Rosier (La sal de la Tierra), junto con los productores de la cinta, se pusieron inmediatamente manos a la obra para redactar cientos de preguntas procedentes de un amplio abanico de personas, desde personalidades destacadas a ciudadanos de a pie. El objetivo era llevar a cabo el proyecto con la máxima rapidez, puesto que el Papa ya llevaba casi un año en el cargo.
“Teníamos que pensar preguntas que cualquiera pudiese hacer, […] queríamos que los espectadores se quedasen esperanzados al ver la película, deseando crear un mundo mejor” señalaba Wenders.
Además, la idea del director no quería limitarse a los católicos y los cristianos sino llegar a todos los espectadores, porque el documental plantea todo tipo de preocupaciones planetarias.
“Quería que hablase en lugar de hacer una película sobre sus orígenes. […] No es una película autobiográfica, sino más bien una biografía de sus ideas; es una película con él, más que sobre él”, concluía.
En definitiva, en el filme, el Papa responde a preguntas de personas de todos los ámbitos de la vida: granjeros, trabajadores, refugiados, niños, ancianos, presos, gente que vive en favelas y campamentos de inmigrantes…
Además, aunque sus respuestas a todas estas preguntas son parte de la columna vertebral del documental, también se muestra al Papa en sus muchos viajes alrededor del mundo, con imágenes de él hablando en Naciones Unidas; dirigiéndose al Congreso de los Estados Unidos; de luto con los reunidos en Ground Zero y en Yad Vashem, en el Centro Mundial de la Memoria del Holocausto en Jerusalén; o desplazándose a Tierra Santa (Palestina e Israel), así como a África, América del Sur y Asia.
La opinión de la crítica
Tras su estreno en Estados Unidos el pasado 18 de marzo, la crítica recibió al film con elogios:
The Washington Post: “En este conmovedor relato es posible ver el Evangelio […] como acciones amorosas. ¿Quién no diría amén a eso?”.
Variety: “Hermosamente grabada y editada, […] el Papa Francisco se acerca al líder espiritual lo máximo que un equipo de cine podría lograr”.
El País: “Win Wenders logra un documental sólido[…] que posee notable fuerza”.
Rome Reports: “Una conversación muy personal del Papa con el espectador”.
Otros comentarios sobre El Papa Francisco, un hombre de palabra se pueden consultar en la web Film Affinity, como este del reconocido crítico de cine Carlos Boyero: “Wenders recoge los momentos más significativos del mandato de Francisco en un documental sólido (…) puede rozar por momentos la hagiografía, pero posee notable fuerza”.
1 Comentario. Dejar nuevo
hombre, más que un hombre de palabra, yo diría que es un hombre de silencio. Aún estoy esperando a que conteste las Dubia y a Vigano. ¡Tenemos derecho a saber lo que de verdad piensa y lo que ha hecho y lo que no!
Y según el escándalo de Kim Davis, tampoco parece que tenga una sóla palabra, a uno les dice una cosa y a otros les dice otra.
Lo siento, Bergoglio no es «santo» de mi devoción.