Cuatro días después de que el incendio destruyera la iglesia Católica Corpus Christi en Pacific Palisades (Los Ángeles), el capitán Bryan Nassour del Departamento de Bomberos de Los Ángeles decidió buscar objetos de valor entre los escombros del santuario.
La escena era desoladora: una capa inmensa de ladrillos chamuscados y escombros cubría lo que alguna vez fue el templo de una comunidad católica.Nassour, miembro de la iglesia San Francisco de Sales en Sherman Oaks, sabía lo importante que sería recuperar algo significativo para los feligreses de aquella parroquia.
La fe que une y fortalece
A pesar de la devastación, la comunidad católica ha mostrado un compromiso inquebrantable para ayudar a los necesitados. Muchos no esperan instrucciones; simplemente actúan, ofreciendo donaciones, refugio y otros recursos.
El tabernáculo sobreviviente en Corpus Christi simboliza esta fe y esperanza en medio de la adversidad. Es un recordatorio tangible de que, incluso en las pérdidas más profundas, el espíritu humano y la presencia divina pueden prevalecer.
Con una comunidad unida en la fe y llena de caridad, el camino hacia la reconstrucción ya está en marcha.