fbpx

Judaísmo (17-4). Abdías y Jonás

COMPARTIR EN REDES

Abdías

El Libro de Abdías (u Obadías) es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo. Pertenece a la colección llamada «Profetas Menores» por su poca extensión y se encuentra ubicado entre los libros de Amós y Jonás. Es el libro más breve del Antiguo Testamento, ya que cuenta con solo veintiún versículos en un único capítulo.

Se desconoce casi todo acerca del autor del libro. Según ciertos autores, el profeta Abdías habría sido un príncipe enviado por el rey Josafat para adoctrinar al pueblo judío, junto con otros dos príncipes, en la Ley de Yahvéh. De acuerdo con esta hipótesis, la profecía de Abdías data de entre los años 848 y 841 a. C. Si esto es cierto, entonces el libro de Abdías muy bien puede ser consecuencia de la desastrosa campaña militar del rey Joram contra los idumeos.

Contexto histórico

Ya desde tiempos de Esaú y Jacob era evidente la gran rivalidad que existía entre Israel y Edom. En tiempos de la monarquía hebrea, Edom ocupaba un lugar estratégico en la ruta hacia el importante puerto de Elat en el Mar Rojo, y ello ocasionó continuas peleas con los judíos, tal como se relata en II Crónicas, II Samuel y I y II Reyes.

La enemistad entre ambos reinos generó una abundante literatura bíblica antiedomita (ejemplos de los cuales pueden leerse en Ezequiel, Salmos, Isaías, Jeremías y Amós), a la que pertenece la primera parte de Abdías. Este odio está marcado por la colaboración que los edomitas prestaron a Nabucodonosor II en la guerra hebreo-caldea, y, tras llevarse cautivos los caldeos a muchos judíos, los del Edom aprovecharon para ocupar sus territorios.

El libro de Abdías profetiza la venganza de Yahvéh contra Edom, que llegará en 312 a. C. con su conquista por parte de los árabes.

División

El libro está dividido de la siguiente manera:

Prólogo (1) en que se envía un mensajero a convencer a las naciones de marchar contra Edom.

Juicio sobre Edom (2-10).

Destrucción de la misma por su maldad (11-14).

«Día de Yahvéh»: visión escatológica.

Sentido religioso

El «Día de Yahvéh», como en otros libros del Tanaj, es la ejecución de una sentencia de Dios contra una nación, especie de proceso judicial en que la divinidad la juzga por sus crímenes y pecados y actúa en consecuencia.

Edom, como todos los demás países que bastardean los derechos humanos y divinos, son castigados de manera inexorable e inmediata. La venganza de Yahvéh (al igual que en el Libro de Nahum), es nacionalista, por contraposición al universalista Deuteroisaías.

«Sefarad»

En el libro de Abdías (1:20) aparece por única vez en la Biblia el nombre de Sefarad. Es lugar incierto, quizá identificable con Sardis o Sparda, sitos en la antigua Persia o Asia Menor. Los exégetas judíos de la Biblia identificaron Sefarad con Hispania al menos desde el Targum de Jonatán, traducción al arameo de los libros proféticos realizada por Jonatán Ben Uziel, de cronología discutida, pero probablemente de época romana. A partir de ese momento será habitual en la literatura hebrea postbíblica referirse a la península con el nombre de Sefarad. Aparece en las obras de autores sefardíes como Isaac Abravanel y Salomón ben Verga.

Jonás

A diferencia de la mayoría de los libros proféticos, el libro de Jonás no está constituido por una serie de mensajes comunicados al profeta de parte de Dios. Se trata de una narración continua, empapada de ironía, que relata un episodio de la vida de un profeta desobediente: Jonás, a quien el Señor fuerza a predicar contra Nínive. Sin embargo, cuando, debido a su predicación, los habitantes de Nínive se arrepienten de sus pecados y obtienen el perdón de Dios, el profeta se subleva contra ese Dios «compasivo y benigno, lento para el castigo y rico en amor, y que se desdice de hacer el mal» (4,2). Entonces, el Señor, que tampoco abandona a su profeta, debe enseñarle que su amor se extiende a todo el mundo, hasta aquellos que no son judíos, quienes son como niños que no distinguen el bien del mal (4,11). El amor de Dios llega incluso al ganado (3,7-9).

El profeta es llamado «Jonás, hijo de Amitai» (1,1), por lo que debe identificarse con el profeta que llevaba ese nombre y que vivió en tiempos de Jeroboám II (2Re 14,25), quien fue rey de Israel del 787 al 747 a.C. Así, si bien no se puede excluir que el libro de Jonás recoja tradiciones relativas a dicho profeta, muchos piensan que no es una narración de carácter estrictamente histórico. Esto puede verse por el hecho de que no se menciona el nombre del rey de Nínive y que contiene abundantes elementos maravillosos (los tres días que Jonás pasó dentro del pez, el rápido crecimiento y marchitamiento de una calabacera, la conversión en masa de la gran ciudad de Nínive, que no está atestiguada por otros textos de la Biblia ni por ningún otro documento).

Tal y como lo tenemos, el libro es una narración didáctica, que el autor ha llenado de elementos maravillosos y de imágenes para darle más fuerza e intención. El autor ha podido encontrar fuentes en los profetas precedentes (Jeremías, Ezequiel) y posiblemente en la mitología griega (tema del gran pez que traga a un hombre) para construir una obra literaria corta, de tono satírico y de profundo contenido teológico, muy bien estructurada a base de ritmo, repeticiones y estructuras simétricas.

Solo la oración de Jonás en el vientre del gran pez (2,3-10) parece no encajar del todo con el resto de la obra. La oración es, de hecho, un salmo de acción de gracias por haber obtenido la salvación de la muerte, que parecería ocupar el lugar de un salmo de lamentación. En todo el texto no hay ninguna referencia a la situación concreta de Jonás en el vientre del pez. Todo indica que el autor de la narración lo tomó prestado de una colección de salmos; también podría haber sido añadido posteriormente por alguien que hubiera querido explicitar la oración del profeta.

Por el lenguaje (similar al del libro de Cohelet y con abundantes aramaísmos), por el estilo (comparable con el de los libros de Tobit, Daniel o Ester) y por el universalismo que domina toda la obra (el amor de Dios se manifiesta incluso en el máximo enemigo de Israel, Nínive, capital del imperio asirio), es necesario situar la redacción de este libro después del exilio, seguramente en el siglo V a.C. (o bien, según algunos estudiosos, en los siglos IV o III).

Precisamente en el siglo V tiene lugar la restauración de Esdras y Nehemías, orientada a separar netamente a Israel de los demás pueblos. La perspectiva de Jonás es inversa: Dios quiere salvar a todos los hombres, e Israel está llamado a invitarles a esta salvación.

En el libro, Israel es representado por Jonás (1,9). Su nombre, que significa ‘paloma’, expresa el carácter versátil del profeta y la necedad de su comportamiento (Os 7,11): conoce la omnipresencia de Dios (1,9) y, sin embargo, quiere huir (1,3); sabe que Dios es misericordioso (4,2) y, sin embargo, se irrita porque se compadece de los ninivitas; se alegra mucho por una calabaza (4,6), pero se enfurece hasta pedir la muerte cuando se marchita (4,9), olvidando lo importante para Dios (4,11).

Jonás representa, pues, al Israel encerrado sobre sí mismo, frente al cual el autor del libro presenta la salvación que viene de Dios y que no conoce fronteras.

Twitter: @lluciapou

Será habitual en la literatura hebrea postbíblica referirse a la península con el nombre de Sefarad Share on X

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.