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California prohíbe a padres cristianos adoptar o acoger niños por no someterse a ideología de género

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La reciente implementación de la ley SB-407 en California, que exige que los padres adoptivos afirmen la identidad de género u orientación sexual autodeclarada de los niños bajo su cuidado, ha generado una profunda preocupación entre los católicos y otras comunidades cristianas.

Esta legislación, promovida por el senador Scott Wiener, excluye efectivamente a aquellos que desean acoger niños sin comprometer sus convicciones religiosas.

La Ley SB-407 y el conflicto con los principios cristianos

Cada persona es amada y valorada por Dios y la familia es el núcleo fundamental donde se forma y educa a los niños en el amor, la verdad y la fe. Sin embargo, la ley SB-407 establece que los padres adoptivos deben » honrar la identidad del niño independientemente de sus propios valores y creencias». Para los católicos, esta exigencia representa una imposición que entra en conflicto directo con sus principios morales y su comprensión de la verdad sobre la persona humana, creada por Dios como hombre o mujer.

La doctrina católica reconoce la importancia de acompañar con amor y respeto a las personas que experimentan dudas relacionadas con su identidad o sexualidad, pero también insiste en la verdad sobre la creación y el propósito de la persona humana.

Esta ley, en cambio, obliga a los padres a afirmar ideologías que pueden contradecir sus creencias fundamentales sobre la naturaleza y la dignidad del ser humano.

Como resultado, padres adoptivos cristianos que anteriormente ofrecían hogares amorosos están siendo rechazados, incluso si su historial en el cuidado de niños ha sido impecable.

Un golpe a la libertad religiosa

La libertad religiosa es un don fundamental que permite a las personas vivir según su fe y conciencia. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que «el derecho a la libertad religiosa no es ni el permiso moral para adherirse al error ni un supuesto derecho al error, sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a no ser impedido en actuar según su conciencia en asuntos religiosos» (CIC 2108).

La ley SB-407 amenaza este derecho al imponer una ideología estatal que exige conformidad absoluta, incluso a costa de las convicciones religiosas.

Kevin Snider, del Pacific Justice Institute, advierte que esta legislación podría ser usada para juzgar a los padres como «no aptos» incluso para criar a sus propios hijos biológicos, simplemente por adherirse a creencias religiosas que contradicen la ideología dominante sobre género y orientación sexual.

Este tipo de intervenciones estatales plantea un riesgo no solo para las familias de acogida, sino también para la autonomía y la santidad del hogar familiar.

El papel del Estado y el deber de la Iglesia

La enseñanza social de la Iglesia Católica reconoce que el estado tiene un papel legítimo en la protección de los derechos de los niños y en la promoción del bien común. Sin embargo, también subraya que el estado no debe interferir en la misión de la familia como la primera comunidad natural de amor y educación.

La ley SB-407 parece invertir este principio al imponer una visión estatal que excluye a las familias cristianas del sistema de acogida. Esto es particularmente preocupante en un contexto como el California que ya se enfrenta una escasez significativa de padres adoptivos.

Greg Burt, del Consejo de Familia de California, señala que esta ley no solo discrimina activamente contra familias de fe, sino que también perjudica a los niños que necesitan hogares estables. «Estamos alejando a familias que están dispuestas a amar y cuidar a cualquier niño, pero que no pueden comprometer sus profundas creencias religiosas», afirmó. Este tipo de discriminación es una injusticia que va en contra del bien común y el respeto a la dignidad de las personas.

Ante esta realidad, los católicos están llamados a responder con fe y caridad. Es fundamental defender el derecho a vivir y actuar según la conciencia cristiana, mientras se continúa ofreciendo amor y cuidado a los niños más vulnerables.

La Iglesia Católica continuará proclamando la verdad sobre la persona humana y defendiendo el derecho de los padres cristianos a vivir su fe en todas las esferas de la vida. Como san Juan Pablo II nos recordó, «la familia es la célula básica de la sociedad, y cuando la familia está amenazada, también lo está la sociedad». 

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • No hace falta tener convicciones católicas para darse cuenta de que la identidad de género no está ahí para escogerla ni cambiarla, sino para reconocerla y asumirla. Si un niño manifiesta lo que se ha dado en llamar “disforia de género” es que sufre un trastorno mental que hay que tratar por vía psicológica, y la obligación de los padres, naturales o adoptantes, es cuidar la salud mental de sus hijos.
    Reafirmar la afirmación de género autodeclarada de un niño es privarle de su derecho a la salud y abandonarlo a su trastorno, y aún peor si como consecuencia de ello se le pone en manos de médicos chapuceros para que le bloqueen la pubertad o lo mutilen e implanten.

    A la vista de los daños que está provocando la absurda ideología de género, en California harían bien en hacer todo lo contario, es decir, en implantar una ley que prohíba adoptar a los padres que suscriben esta nefasta ideología.

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