El pesebre será desvelado e inaugurado el próximo 7 de diciembre, coronando dos años de trabajo minucioso y apasionado por parte de la comunidad.
El pesebre de Grado (ciudad del norte de Italia), ha sido elegido personalmente por el papa Francisco y será el centro de la atmósfera navideña de la Plaza de San Pedro hasta el 12 de enero.
En este monumental conjunto de 14 metros de ancho por 30 metros de largo se recreará una laguna ambientada en los primeros años del siglo XX, en la cual los visitantes podrán observar playas, islas, botes y representaciones de la vida cotidiana de los habitantes de la «Isola d’Oro», como se conoce a Grado.
La obra
La gran obra ha sido posible gracias al esfuerzo colectivo de la comunidad de Grado, desde los artesanos hasta los artistas que han trabajado intensamente para asegurar cada detalle.
Andrea de Walderstein, arquitecto y diseñador principal del pesebre, ha sido una pieza fundamental en la realización de esta propuesta artística, y él mismo no pudo evitar mostrar su entusiasmo al describir el proyecto, en sus declaraciones, como un rompecabezas monumental: «Prácticamente lo estamos ensamblando como si fuera un Lego», afirmó de Walderstein.
El embalse de la laguna, por ejemplo, está compuesto por 102 bloques de poliestireno que han sido trabajados y moldeados por los voluntarios.
La escenografía no solo incluirá las figuras tradicionales de María, José y el niño Jesús, sino también otros elementos de la cultura y vida cotidiana de Grado.
La Sagrada Familia se ubicará dentro de un «casone», una de las cabañas donde solían habitar los pescadores locales. Los «casoneri» —pescadores que vivían de la pesca artesanal en la laguna— serán representados en toda su sencillez, rindiendo así tributo a la vida insular que moldeó a generaciones de habitantes de la región.
El objetivo de este montaje, según explicó Antonio Boemo, coordinador y líder del proyecto, es lograr que los visitantes de la Plaza de San Pedro puedan admirar, cuestionarse y sentir la rutina y la vida diaria en la laguna.
El equipo se ha esforzado por mantener viva la autenticidad del paisaje, transportando así un pedazo de la «Isola d’Oro» hasta el corazón del Vaticano.
Desafíos logísticos y un toque de tecnología
La recreación de un cuerpo de agua en el centro del Vaticano planteó un gran reto. Uno de los principales fue cómo evitar que las gaviotas romanas se apropiaran del lugar, convirtiéndolo en una gran bañera para aves. Esta preocupación fue compartida por el propio Vaticano, según comentó de Walderstein, quien reveló que, para ello, desarrollaron un sistema de ultrasonido para mantener a las aves alejadas, asegurando la serenidad y estética de la laguna recreada.
En cuanto a la logística de transporte, el traslado de los elementos del pesebre a Roma también fue una odisea en sí misma.
La gran obra fue desmontada y clasificada en diferentes piezas, que viajaron en un convoy compuesto por dos camiones y un tercer vehículo adicional, todo cargado con los fragmentos minuciosamente catalogados para facilitar el montaje final en la plaza del Vaticano.
A partir del viernes 29 de noviembre, los voluntarios han comenzado la ardua tarea de reconstruir el pesebre pieza a pieza en la capital italiana, para estar listos en la fecha prevista.
Tradición y orgullo comunitario
Este pesebre monumental es el resultado de una iniciativa que tiene sus raíces en la pasión de Antonio Boemo, periodista y corresponsal histórico del diario local «Il Piccolo», quien desde 2016 luchó para hacer realidad su visión de llevar la esencia de Grado al Vaticano. Boemo contó con el apoyo de asociaciones locales, del Ayuntamiento de Grado, de la Región, y también de la Arquidócesis de Gorizia, uniendo así a diversas instituciones en un esfuerzo conjunto por exaltar la identidad cultural de su tierra.
«Estamos haciendo historia,» señala Boemo en sus declaraciones a los medios, resaltando la importancia de este evento para el pueblo de Grado.
Se espera que más de 500 personas de la comunidad viajen a Roma para asistir a la inauguración, lo que es un verdadero reflejo del orgullo y la emoción colectiva que rodea a esta obra.
La inauguración, prevista para la tarde del 7 de diciembre y precedida por una audiencia privada con el Papa Francisco en la Sala Nervi, marcará el inicio de la Navidad en la Plaza de San Pedro.
Con un pesebre monumental cargado de historia, identidad y belleza, la laguna de Grado se prepara para cautivar al mundo, llevando consigo la esencia de la vida insular italiana y regalando al Vaticano una atmósfera fresca, cotidiana y novedosa en esta Navidad.