Imaginemos que una revista científica publica un estudio que analiza si existe conexión entre el consumo de café y la memoria de las personas.
El estudio, si está bien llevado, resultará de no fácil lectura para la gente. Por eso, una manera de difundir los resultados se consigue gracias a la prensa o a revistas divulgativas.
Así, un periódico publica un artículo en el que señala que, según un estudio reciente, un consumo moderado de café ayuda a tener buena memoria.
El periodista, y algunos valientes que lean el estudio en su fuente original, interpretan los resultados de la siguiente manera: tomar café moderadamente ayuda a la memoria.
Pero el resultado podría leerse de otra manera: quienes tienen buena memoria suelen tomar café moderadamente.
No se trata simplemente de cambiar el orden de una frase, sino de entender la presencia de los datos de maneras diferentes.
En la primera formulación, se transmite la idea de que es bueno tomar café con moderación, porque beneficia la memoria.
En la segunda formulación, se transmite la idea de que el tomar café moderadamente depende de la memoria (una disposición ya presente en el consumidor) que cada uno tiene.
Este pequeño “experimento” se puede aplicar a cientos de estudios, y nos revela cómo pueden existir dos, o más, modos de interpretar los datos que se recogen en encuestas, estadísticas y experimentos.
La información que ofrecen muchos estudios científicos se limita simplemente a constatar la presencia de dos (o más) variables que suelen darse de modo simultáneo.
El modo de leer la conexión entre esas variables puede ser diferente. ¿Es A la causa o condición de que se produzca B? ¿O sería más bien B la causa o condición para que ocurra A?
En el mundo de las decisiones humanas, el número de factores que entran en juego es mucho más complejo. Por ejemplo, se puede constatar cómo los lunes hay más accidentes de tráfico en un cruce importante de la ciudad.
Nos damos cuenta de que el lunes en cuanto lunes no causa accidentes, sino que entran en juego muchos otros factores que explican por qué algunos deciden correr más con el coche, o están más dispersos, o sienten un mayor cansancio.
Hay muchas maneras de interpretar los datos que los científicos ofrecen continuamente a la gente. Gracias a ellos podemos establecer ciertas conexiones entre posibles causas y efectos, pero siempre desde una actitud mental abierta a diversos modos de comprender lo que esos datos puedan decirnos.
El estudio, si está bien llevado, resultará de no fácil lectura para la gente. Por eso, una manera de difundir los resultados se consigue gracias a la prensa o a revistas divulgativas Share on X