El Parlamento de Irak está promoviendo una reforma que busca reducir la edad mínima de matrimonio para las mujeres de 18 a solo nueve años.
Este cambio, impulsado por algunos partidos chiítas con considerable poder en el Parlamento, también eliminaría derechos clave para las mujeres en temas como divorcio, custodia de los hijos y herencia.
Reducir la edad de matrimonio femenino y recortar derechos
El objetivo de esta enmienda es modificar la Ley 188 o «Ley de Estatus Personal», una ley de base secular que actualmente establece la edad de 18 años como mínimo legal para el matrimonio.
La propuesta busca reducir esta edad a nueve años para las mujeres, abriendo la puerta al matrimonio infantil y vulnerando el desarrollo y la protección de las menores. Además, la reforma quita a las mujeres derechos fundamentales sobre sus vidas: en temas de divorcio, custodia y herencia, las decisiones quedarían en manos de las interpretaciones religiosas y de los hombres de cada familia.
Esta propuesta se ampara en la sharia o ley islámica y es defendida por algunos partidos de línea chiíta que están ejerciendo una gran presión en el Parlamento. Sin embargo, no todos los chiítas están de acuerdo, y figuras como el investigador Renad Mansour, de Chatham House, sostienen que esta reforma tiene apoyo solo de ciertas facciones políticas que han ganado gran poder y respaldo. Para ellos, esta es la oportunidad de cambiar el sistema legal hacia normas religiosas más estrictas.
Matrimonio infantil y desprotección legal
Una ley que permita el matrimonio de niñas de nueve años significaría que menores que no tienen aún la madurez física ni mental podrían ser casadas bajo la autoridad de sus padres y maridos. Este cambio, que va en contra de los derechos básicos de las niñas, pone en riesgo su integridad y las expone a situaciones que pueden ser devastadoras para su bienestar. Este matrimonio supone además un claro riesgo de abusos sexuales. Pues bajo un «falso matrimonio» se puede entrever posibilidades de pedofilia.
La eliminación de derechos al divorcio, custodia y herencia es otro tema que ha alarmado a los críticos de esta reforma. Actualmente, las leyes iraquíes ya permiten excepciones para el matrimonio de menores a partir de los 15 años, siempre que el padre dé su permiso. Pero al ser matrimonios no oficiales —celebrados por líderes religiosos y no reconocidos por los tribunales— las mujeres y sus hijos se ven privados de importantes derechos legales, como el acceso a servicios de salud y educación.
Sin reconocimiento legal de sus matrimonios, las mujeres jóvenes asumen obstáculos graves. Por ejemplo, los hospitales podrían negarse a atender a mujeres casadas no oficialmente, impidiéndoles recibir atención médica adecuada durante el embarazo. También, los hijos de estos matrimonios no tienen derecho a la ciudadanía o servicios básicos, limitando severamente sus oportunidades y bienestar.
Fragmentación legal
Si esta enmienda se aprueba, Irak se enfrentará una peligrosa fragmentación de su sistema legal.
Al permitir que los ciudadanos escojan entre la Ley 188 o una ley basada en la sharia, los partidos detrás de esta propuesta están dividiendo el país en facciones donde la ley varía según la interpretación religiosa.
Según Mansour, esto significaría que cada grupo decide la ley que sigue en temas familiares y civiles, lo que puede llevar a conflictos y divisiones profundas entre las comunidades.
En Irak, muchos ciudadanos temen que el país se convierta en un mosaico de sistemas legales donde la justicia y los derechos dependen de la secta o interpretación religiosa, más que del Estado.
Una reforma peligrosa
La investigadora de Human Rights Watch, Sarah Sanbar, señala que, en caso de conflicto entre marido y esposa, la ley propuesta establece que será la secta del hombre la que determine qué normas aplicar. Esto supone una amenaza directa a la igualdad legal de las mujeres y significa que muchas se verían obligadas a acatar las decisiones de sus maridos y líderes religiosos, sin posibilidad de apelar a la justicia civil del país.
Para Sanbar, el impacto de esta enmienda será más duro para mujeres de sectas con interpretaciones religiosas estrictas, quienes se verán obligadas a permanecer en matrimonios abusivos o desfavorables por miedo a perder la custodia de sus hijos y el respaldo de sus comunidades.
La comunidad internacional y varios gobiernos han alzado la voz ante esta propuesta, advirtiendo que Irak estaría yendo en contra de acuerdos y convenciones internacionales de derechos humanos, como la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Estas organizaciones exigen que Irak asegure los derechos de las niñas y mujeres, especialmente en cuanto a protegerlas del «matrimonio pedófilo» y de situaciones de abuso y explotación.
Una oportunidad para la autocritica
En diversos países europeos, existe un creciente debate en torno a las leyes de consentimiento sexual y la edad a la que los jóvenes pueden acceder a contenidos para adultos, con propuestas de reducción de estas edades en algunas legislaciones.
La permisividad ante la exposición temprana a contenidos sexuales y la normalización de imágenes hipersexualizadas alimentan una cultura que trivializa la infancia y fomenta actitudes permisivas ante la sexualización de menores, en lugar de protegerlos.
La autocrítica en Europa es fundamental para redefinir las políticas y mensajes culturales que influyen en los jóvenes, y para desarrollar un marco legal y educativo que promueva una infancia protegida.
La posible aprobación de esta enmienda supone un punto de inflexión para el futuro de Irak, y muchos activistas y organizaciones están buscando que el gobierno reconozca la importancia de mantener los derechos seculares en el sistema legal. La presión tanto interna como internacional será clave para determinar si esta propuesta sigue adelante o es detenida.