Sergio, uno de los afectados por la DANA en Paiporta, durante los últimos días ha ido compartiendo su experiencia en redes sociales, la cual destaca no solo por la gravedad de los daños, sino por una serie de sucesos que evidencian la mano de Dios en medio de la adversidad.
Sergio describió en primer lugar cómo gracias a Dios su familia entera esta a salvo y cómo su hogar, lleno de historia y de objetos de valor sentimental y espiritual, fue sumergido por el agua y el barro.
San Miguel y otros grandes santos intactos
Días después del suceso, al ingresar en la vivienda junto a familiares y amigos, sus primeras palabras fueron una advertencia: no limpiar apresuradamente el barro, sino hacerlo con cuidado, por si pudieran rescatar algunas de las reliquias que veneraban en casa. Concretamente reliquias de san Felipe Neri, san Vicente Ferrer, santa Edith Stein y san Francisco de Borja. Objetos con valor espiritual que consideraban insustituibles. Ante sus ojos se encontraba una escena de destrucción total: aparadores antiguos de mármol y muebles macizos completamente destrozados, y objetos familiares cubiertos de lodo.
Sin embargo, Sergio y los presentes quedaron atónitos al descubrir que, en medio de esta destrucción, las reliquias espirituales se mantenían intactas, como si las hubieran preservado del impacto de la tormenta.
Entre los objetos rescatados y sorprendentemente intactos estaba una imagen de san Miguel, que parecía «abrazar» una fotografía familiar. A su lado, las reliquias permanecían milagrosamente sin daño alguno, a pesar de que el nivel del agua había alcanzado un altura considerable en toda la casa. Esto se evidenciaba en las paredes, donde se notaba claramente hasta dónde había llegado el barro y era superior. Sorprendentemente, la imagen y las reliquias se habían movido de su lugar, y se encontraban impolutas, sin rastro alguno de barro o agua.
Para Sergio, este suceso es más que una simple coincidencia. La sorpresa de que estos objetos específicos permanecieran intactos en medio del caos y la destrucción generalizada reafirma su fe en la protección divina. «Es imposible que tal como han quedado los muebles bajo todo el lodo, que estos objetos estén perfectamente y absolutamente limpios», expresó Sergio, quien comenzó a besar las reliquias en el momento en que las encontraron.
Para él, la preservación de estos objetos es una prueba, una confirmación de que Dios los acompañaba en medio del dolor y de la tragedia. La fe de Sergio y su familia trasciende la mera supervivencia de estos objetos.
El testimonio es para Sergio y su familia un recordatorio del amor de Dios. Estos objetos son una muestra del «milagro» que vivieron al salvar sus vidas, algo tal vez inexplicable a nivel físico, pero profundamente significativo en el ámbito de la fe.
A pesar de que las lluvias destruyeron gran parte de sus pertenencias materiales, Sergio agradece que su familia haya salido ilesa y que, simbólicamente, Dios haya permitido que esos objetos, que representan su fe, hayan sido preservados.
La destrucción material puede ser profunda, pero la certeza de que no estamos solos en medio de la adversidad ofrece una fortaleza capaz de sobrellevar las pérdidas. Incluso en las peores circunstancias, hay destellos de esperanza y es posible percibir la presencia de Dios más cerca que nunca, reafirmando que, en medio de la tormenta, no estamos solos.