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Infanticidio de bebés nacidos después de un aborto fallido

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El informe recientemente publicado por National Right to Life (NRLC), titulado Checking the Fact-Checkers: «After-Birth» Abortions, Modern Infanticide: Abandoning Babies to Die ([…] Abortos «después del nacimiento», infanticidio moderno: abandonado bebés para que mueran), abre un tema oculto y muy importante: el infanticidio en casos de abortos fallidos.

Es decir, los asesinatos cometidos contra los bebés vivos nacidos después de un intento de aborto.

 

El informe revela infanticidio

Este documento fue presentado el 24 de septiembre de 2024 durante una sesión informativa del Congreso sobre la Ley de Protección de los Sobrevivientes del Aborto Nacidos Vivos.

Según el NRLC, la industria del aborto y sus defensores han promovido narrativas falsas y datos falsos que minimizan o niegan la existencia de bebés nacidos vivos después de un aborto. 

La presidenta del NRLC, manifestó que la cuestión en estos casos no es el aborto en sí, que es también una gran aberración, sino el infanticidio. 

Los bebés que sobreviven a un intento de aborto son considerados por los abortistas como una «complicación temida».

Esto, según el NRLC, y según la ética es una barbarie, pues esos bebés nacidos vivos merecen la protección completa de la ley.

Casos reales

El informe del NRLC arroja luz sobre datos que reflejan la existencia de nacimientos vivos tras abortos fallidos y recopila testimonios reales, a pesar de que algunos sectores de la prensa y los defensores del aborto lo nieguen. 

Por ejemplo, un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) documentó que entre 2003 y 2014 se reportaron 588 muertes infantiles relacionadas con abortos, de las cuales 143 ocurrieron en bebés que nacieron vivos.

En Canadá, más de 1000 bebés nacieron vivos tras intentos de aborto desde el año 2000, y en Australia, entre 2005 y 2015, se documentaron 204 nacimientos vivos después de abortos fallidos.

Evitar la «complicación» de que nazca vivo

Un caso que sobresale en el informe es el del abortista Kermit Gosnell, quien en 2010 fue arrestado por asesinar a bebés nacidos vivos después de intentos de aborto. Gosnell realizaba abortos tardíos, y en muchas ocasiones, tras el nacimiento de los bebés, cortaba sus médulas espinales con tijeras. Según el informe del Gran Jurado, cientos de bebés murieron de esta forma en su clínica en Filadelfia. En 2013, Gosnell fue condenado por tres cargos de asesinato.

Además, el informe aborda las declaraciones tan inhumanas y polémicas del exgobernador de Virginia, Ralph Northam, quien en 2019 sugirió en una entrevista de radio que la decisión de proporcionar atención médica a un bebé nacido vivo después de un aborto fallido podría depender de los deseos de la madre y de una discusión entre los médicos y la familia.

Esto abre la puerta a que se niegue el cuidado necesario para salvar a los bebés que nacen vivos.

El NRLC también resalta testimonios recientes de abortistas que admiten que el uso de procedimientos para asegurarse detener el corazón del feto, antes de la expulsión, es una medida preventiva para evitar la «complicación» de que el bebé nazca vivo.

Este reconocimiento implícito de la posibilidad de nacimientos vivos durante abortos tardíos refuerza el argumento del NRLC de que el infanticidio es una realidad que no se puede ignorar.

A pesar de los esfuerzos para proteger a estos bebés, la ley actual de Estados Unidos presenta vacíos legales. La «Ley de Protección de los Bebés Nacidos Vivos», promulgada en 2002 bajo la presidencia de George W. Bush, reconoce que todo bebé nacido vivo es legalmente una persona humana y, por lo tanto, tiene derecho a la protección de la ley. Sin embargo, esta ley no impone sanciones a los profesionales médicos que no brinden atención a los sobrevivientes de abortos, lo que deja a muchos bebés vulnerables sin la protección necesaria.

El informe del NRLC subraya la necesidad urgente de una mayor conciencia pública y la implementación de leyes más estrictas que protejan a los bebés nacidos vivos después de intentos de aborto.

La documentación presentada revela que los casos de nacimientos vivos son reales y están bien documentados, a pesar de los esfuerzos por ocultar esta realidad.

Ningún recién nacido debe ser abandonado a la muerte después de un aborto fallido. Como tampoco ningún bebé debería de ser sometido al crimen del aborto por el «don» de existir.

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • La esencia de la cuestión está resumida a la perfección en la frase final del artículo:

    “Ningún recién nacido debe ser abandonado a la muerte después de un aborto fallido. Como tampoco ningún bebé debería de ser sometido al crimen del aborto por el «don» de existir.”

    La caterva abortista, en su hipocresía, puede las paráfrasis eufemísticas que quiera, que no engañan más que a quienes ya se engañan a sí mismos. Lo de la “complicación temida” es el no va más del uso torticero del lenguaje para enmascarar la realidad. Como si hubiera alguna diferencia en matar a una persona según el lugar en que vive, ya sea en el vientre de su madre o una vez ha nacido.
    No se entiende a qué vienen tantos aspavientos por los infanticidios. Está claro que lo único que les preocupa es la imputación penal por infanticidio. Pero moralmente, el aborto es igual de malvado y maléfico que el infanticidio. Y si el aborto es legal, debería también serlo el infanticidio. No hay diferencia alguna. Se trata del mismo crimen: la aniquilación de un ser humano.

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