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Un estudio relaciona el consumo de porno con la soledad y la depresión

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El reciente estudio realizado por el Institute for Family Studies (IFS) en colaboración con YouGov ha revelado hallazgos muy preocupantes sobre el consumo diario de pornografía y su impacto en la salud mental de los jóvenes adultos. Para realizar el estudio, se encuestó a 2.000 adultos menores de 40 años. 

El consumo diario de pornografía y sus implicaciones

El estudio concluyó que la pornografía se ha convertido en una parte rutinaria de la vida para un número significativo de jóvenes adultos. 

Aproximadamente el 10% de las personas de entre 18 y 39 años afirmó consumir pornografía al menos una vez al día. 

Este hábito se presenta de manera más pronunciada entre los hombres, quienes manifiestan consumir el doble de pornografía en comparación con las mujeres. 

En términos ideológicos, los jóvenes adultos que se identifican con valores liberales son también el doble de propensos a consumir pornografía en comparación con aquellos que se identifican como conservadores.

Además, los datos sugieren que el uso de la pornografía diaria es similar entre personas casadas y solteras, así como entre diferentes niveles de ingreso y educación. Estos resultados demuestran que la pornografía es un problema que afecta transversalmente a la sociedad y a todos sus estamentos.

Correlación con la salud mental

El hallazgo más alarmante del estudio es la clara correlación entre el consumo frecuente de pornografía y el aumento de problemas de salud mental. 

Pues aproximadamente un 33% de los consumidores diarios de pornografía encuestados manifestó sentirse «triste, deprimido o desesperanzado» la mayor parte del tiempo, en comparación con solo el 19% de aquellos que rara vez o nunca la consumen. 

Esto significa que las personas que consumen pornografía diariamente tienen casi el doble de probabilidades de experimentar síntomas depresivos.

Además, un 36% de los consumidores diarios de pornografía afirmó sentirse «solo» la mayor parte del tiempo, en comparación con solo el 20% de quienes consumen pornografía rara vez o nunca. Estos datos refuerzan la idea de que el consumo frecuente de pornografía está vinculado con una realidad de aislamiento social.

La pornografía desplaza buenos hábitos

Los investigadores, ahondando en los datos, señalaron que los efectos negativos en la salud mental persisten incluso cuando se individualizan y separan factores como el género, el estado civil y el nivel de ingresos, lo que indica que el uso excesivo de la pornografía tiene un impacto independiente sobre el bienestar emocional.

Una de las hipótesis más relevantes e impactantes que desvela este estudio es que el consumo excesivo de pornografía puede desplazar actividades que fomentan relaciones sociales saludables. De esta forma, su consumo contribuye a los sentimientos de soledad y depresión. 

Los expertos advierten que las horas dedicadas a la pornografía podrían haber sido invertidas en relaciones sociales, ejercicio físico u otra clase de ocio que fomente una mejor salud mental. Por tanto, esto demuestra que la pornografía, al igual que otras formas de adicción, reemplaza las actividades que normalmente ayudan al bienestar emocional, físico y social.

La pornografía es un problema de salud pública

El estudio demuestra que es fundamental abordar el consumo de pornografía como un problema de salud pública. 

Además, el estudio destaca que la pornografía actual no solo es más accesible que nunca, sino también más violenta y extrema, lo que puede aumentar sus efectos perjudiciales en la salud mental.

Técnicas para aumentar el nivel de adicción

El uso de técnicas similares a las empleadas en las redes sociales, como el «autoplay» y el «scroll infinito», convierte a los sitios de pornografía en plataformas adictivas que buscan mantener a los usuarios enganchados durante el mayor tiempo posible. 

El hecho de intentar promover este tipo de consumo adictivo agrava el riesgo de desensibilización y puede llevar a los usuarios a buscar contenido cada vez más extremo para lograr la misma estimulación, tal como ocurre con otros tipos de adicciones.

La pornografía tiene un gran poder adictivo: es diez veces más potente que la adicción a ciertas drogas Share on X

 

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