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La aterradora realidad de los cristianos perseguidos en Pakistán

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El 19 de junio, se perpetró una brutal persecución religiosa en Pakistán. Mohammad Ismail, un cristiano de vacaciones en el valle de Swat, fue arrestado por la policía bajo acusaciones de blasfemia, un cargo a menudo utilizado como pretexto para atacar a las minorías religiosas.

Ismail fue acusado de quemar periódicos en lengua árabe, lo que se considera una supuesta profanación del Corán.

La noticia de su arresto rápidamente desencadenó una reacción violenta. Una turba enfurecida compareció en la comisaría de policía de Madyan Swat, exigiendo la entrega inmediata de Ismail para su ejecución.

Ante la negativa de la policía a ceder a las demandas de la gente, los manifestantes irrumpieron en la comisaría, hiriendo a varios agentes y destruyendo las instalaciones. 

Finalmente, arrastraron a Ismail fuera de su celda y lo quemaron vivo. Este horroroso acto de violencia es solo una muestra  en una larga serie de ataques motivados por las controvertidas leyes de blasfemia de Pakistán.

La historia de Nazir Masih y su familia

El caso de Mohammad Ismail no es un incidente aislado. A principios de junio, Nazir Masih, un cristiano de 72 años, fue atacado por un grupo anticristiano y posteriormente falleció debido a sus heridas.

La tragedia no terminó ahí: su viuda, Allah Rakhi, murió poco después, incapaz de soportar el trauma de haber presenciado el brutal asesinato de su esposo.

Estos casos son parte de una tendencia alarmante en Pakistán, donde las leyes sobre la blasfemia se utilizan de manera indiscriminada y con frecuencia para justificar la violencia extrajudicial.

Naveed Walter, presidente de Human Rights Focus Pakistan (HRFP), ha señalado que las acusaciones falsas de blasfemia se han vuelto tan comunes que cualquier persona puede ser acusada en cualquier momento, dejando a toda la sociedad en un estado de miedo constante.

Violencia sistemática contra los cristianos

La violencia contra los cristianos en Pakistán es cada vez más frecuente y violenta.

En otro incidente, un niño cristiano de 13 años fue envenenado por negarse a recitar una oración islámica. Dos mujeres cristianas también fueron atacadas por un hombre armado con un hacha. Estos actos de violencia son solo la punta del iceberg de una persecución sistemática y brutal contra la minoría cristiana en el país.

Desde que la blasfemia se convirtió en un delito penal en Pakistán en 1987, numerosas personas han sido linchadas.

Estos cargos, a menudo infundados, se utilizan para resolver venganzas personales, justificar ejecuciones extrajudiciales y atacar a las minorías religiosas. 

Un llamado a la justicia y la seguridad

Como manifiesta Aamir Kakkazai, escritor e investigador de medios sociales: «El uso indebido de las leyes sobre la blasfemia ha convertido nuestra sociedad en un campo de exterminio».

La atmósfera de miedo y caos que prevalece en Pakistán ha obligado a muchas familias cristianas a abandonar sus hogares, buscando seguridad lejos de la amenaza de violencia constante.

 

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