Los farmacéuticos de California están obligados a completar una formación específica sobre «identidad de género, colonialismo y privilegio blanco».
Esta medida, implementada a través del proyecto de ley AB 2194 presentado por el asambleísta Chris Ward, dice que busca garantizar que los farmacéuticos ofrezcan una atención culturalmente competente y sensible a las necesidades del lobby gay. Sin embargo, esta legislación impone un trato de favoritismo para el lobby gay y discriminatorio, a la par que ideológico, para con el resto de los ciudadanos.
Una medida discriminatoria
Según un informe de Free Press del 17 de junio, los cursos obligatorios de «competencia cultural» entraron en vigor a principios de este año.
El asambleísta Ward subrayó que esta medida es fundamental para «garantizar que los farmacéuticos velen por el bienestar de las personas LGBTQ+». La ley exige que los farmacéuticos de California completen una hora de capacitación cada dos años para poder mantener su licencia.
Durante esta capacitación, los farmacéuticos son adoctrinados sobre cómo tratar a los clientes. Por ejemplo: preguntando sobre su género y los pronombres preferidos para su persona.
Uno de los cursos de capacitación, titulado «Cuidando a todos: el papel del profesional farmacéutico en la salud y la equidad LGBTQ+», incluye gráficos y otras explicaciones que destacan posibles «sistemas de opresión», como el sexismo y el cis-sexismo. Otro gráfico describe los «efectos del colonialismo y la colonización en las formas de ser precoloniales» y afirma que «el racismo crea raza: la otredad y la blancura».
Adoctrinamiento por imposición
Esta formación, obligatoria para los farmacéuticos, impone una carga innecesaria y se desvía de lo que debería ser el enfoque principal de los farmacéuticos: el conocimiento de los medicamentos, la ética profesional y el derecho. La exigencia de completar cursos sobre temas como identidad de género y colonialismo es un claro intento de adoctrinamiento más que una formación relevante para la práctica farmacéutica.
Un farmacéutico identificado en un informe de Free Press como “Joe” expresó su escepticismo, diciendo que «respetar a todos los clientes, sin importar su raza u orientación sexual, es un hecho». Añadió que «para ser un farmacéutico competente, es necesario saber acerca de los medicamentos, la ética profesional y el derecho. Eso es todo». Esta opinión refleja la preocupación de que la capacitación obligatoria sobre temas sociales y culturales específicos sea simplemente un favor especial a ciertos colectivos, en lugar de promover un trato equitativo y profesional para todos los clientes.
Cursos obligatorios sin razón de ser
Defensores del curso, como el Dr. Tam Phan, argumentan que los cursos de formación obligatorios, son esenciales dadas las competencias de los farmacéuticos en California. Pues en la actualidad deben estar informados sobre las interacciones farmacológicas entre las hormonas utilizadas para temas de ideología de género y otros medicamentos del paciente. Es decir, se sesga la profesionalidad del farmacéutico hacia un colectivo.
California alberga la mayor población de personas del lobby gay en los Estados Unidos, con aproximadamente 2.6 millones de personas identificándose como pro ideología de género y 220,000 adultos que se identifican como trans, transgénero o no binarios.
Este contexto resalta la discriminación ejercida al implantar una atención médica específica y especial para el lobby gay, en vez de fomentar la formación ética y profesional en el ejercicio del farmacéutico ante cualquier potencial cliente.