fbpx

La anorexia nerviosa podría ser clasificada como apta para el suicidio asistido

COMPARTIR EN REDES

La Asociación Nacional de Anorexia Nerviosa y Trastornos Asociados de Estados Unidos (ANAD) ha condenado enérgicamente esta designación, argumentando que podría justificar la oferta de Ayuda Médica para Morir (MAID) o suicidio asistido a los pacientes que padecen esta condición. 

Esta postura ha sido respaldada por investigaciones y análisis clínicos que sugieren que la recuperación es posible, incluso después de décadas de enfermedad crónica. 

Implicaciones de la clasificación de anorexia nerviosa como terminal

La ANAD ha emitido un llamado urgente a la acción para detener la pérdida de vidas debido a los trastornos alimentarios, señalando que etiquetar a la anorexia nerviosa como terminal puede llevar a consecuencias devastadoras.

La organización teme que esta etiqueta sirva como una justificación para que los proveedores de salud ofrezcan el suicidio asistido, pasando por alto la posibilidad de recuperación.

Este enfoque, según ANAD, no solo es incorrecto, sino también inhumano, ya que ignora el potencial de mejora y la capacidad de los pacientes para recuperarse con el tiempo y el tratamiento adecuado. Provocando además una denigración de la estima de la persona y sumiendo al paciente en una desesperanza provocada.

El debate sobre los criterios para la «anorexia terminal» lleva tiempo en discusión. Por ello la ANAD cita un artículo de investigación de Psychiatric Times que destaca los problemas con los enfoques de tratamiento inflexibles. Los médicos a menudo adoptan estrategias rígidas y pueden negarse a tratar a pacientes que no alcanzan los objetivos de peso o que continúan luchando con comportamientos relacionados con el trastorno.

Esta falta de flexibilidad puede llevar a la exclusión de los pacientes del tratamiento, exacerbando su condición y limitando sus posibilidades de recuperación.

Necesidad de un enfoque más humano

Permitir que los pacientes progresen a su propio ritmo es considerado por la ANAD como el enfoque más humano. Esto incluye ofrecer alternativas de tratamiento que se alineen con los objetivos del paciente para mejorar su calidad de vida, en lugar de imponer objetivos estrictos e inalcanzables. La flexibilidad en el tratamiento y el respeto por la autonomía del paciente son esenciales para fomentar una recuperación significativa.

La investigación presentada por ANAD también señala que los pacientes con anorexia a menudo experimentan distorsiones cognitivas severas, como la generalización excesiva y sacar conclusiones precipitadas, que afectan su percepción de la imagen corporal y su relación con la comida. Estas distorsiones son un «prisma irracional» que influye en la decisión de rechazar el tratamiento y buscar MAID. En este contexto, permitir que un paciente con anorexia tome decisiones sobre suicidio asistido sin abordar adecuadamente estas distorsiones cognitivas no alivia su sufrimiento, sino que lo perpetúa.

El caso de Lisa Pauli

Ejemplo de ello es el caso de Lisa Pauli, una mujer canadiense con anorexia nerviosa. Su caso fue publicado por el medio digital Reuters. En una entrevista le dice a un periodista que cuando entre en vigor la expansión de los criterios para la muerte médicamente asistida en marzo de 2024, planea solicitar el suicidio asistido para morir.

Lisa, que ha sufrido de anorexia nerviosa durante muchas décadas, declaró que pasa días sin comer alimentos sólidos. «Caracterizo cada día como un infierno: Estoy tan cansada. He terminado. He intentado todo. Siento que ya he vivido mi vida».

Sin embargo, vale la pena señalar que en el artículo se prestó poca atención a 3 cuestiones:  los tipos de tratamiento que había intentado, la medida en que se habían tratado las comorbilidades psiquiátricas (como la depresión), y si ella tiene verdaderamente capacidad mental para tomar esta decisión.

Profecía de suicidio asistido

La ANAD advierte que etiquetar a los pacientes con anorexia como terminales puede convertirse en una profecía autocumplida. La designación de una enfermedad terminal puede llevar a que tanto los pacientes como los proveedores de salud pierdan la esperanza en la recuperación, lo que puede resultar en una disminución de los esfuerzos para buscar y ofrecer tratamientos efectivos.

En lugar de aceptar la aberración del suicidio asistido como una solución, ANAD aboga por un enfoque más compasivo, humano y esperanzador. Esto incluye ofrecer tratamientos flexibles y no tradicionales que se centren en la calidad de vida y la reducción de daños. La organización enfatiza que todos los cambios positivos, por pequeños que sean, son dignos de ser reconocidos y apoyados.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS
No se han encontrado resultados.

1 Comentario. Dejar nuevo

  • Una vez abierta la puerta del suicidio asistido cualquier cosa puede valer para largarse de este mundo a través de ella. Todos somos terminales, a corto, medio o largo plazo, porque nuestra vida acabará terminando. Y cada persona puede tener sus motivos para acelerar el término, sin que entrometan los expertos en dar su visto bueno para autorizar que lo suiciden. Esta es la lógica del suicidio asistido.
    Cuando se entroniza un nuevo derecho hay que hacerlo a todas y no andarse con melindres. Ocurre como con el aborto. Quejarse de que se aborte por razón de sexo femenino o por trisomía 21 no es lógico. Si se puede abortar cualquier motivo vale.
    Eso o empezamos a discernir y darnos cuenta de que ciertos derechos son malignos en sí mismos y que hay que mantenerlos congelados, porque una vez puestos en marcha conducen, ineluctablemente, a traspasar todas las restricciones con las que vayamos limitándolos para que parezcan buenos.

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.