Es una triste realidad ver que cada vez son más las parejas que emergen como parejas LAT, Living Apart Together, donde dos personas comprometidas afectivamente deciden mantener una vida y residencia separadas para siempre. Sin dar nunca un paso hacia el compromiso.
Este estilo de vida es socialmente aceptado como una solución fácil, inteligente e incluso elegante para algunas parejas, pero una inspección más profunda revela una serie de miedos, traiciones y egoísmos que subyacen en esta elección.
¿Qué es una pareja LAT?
Las parejas LAT, en esencia, comparten una relación romántica y sexual pero optan por no dar jamás un paso hacia el matrimonio y vivir en domicilios distintos.
Aunque ellos no sean conscientes esta disposición surge por un empeño prolongado de utilitarismo.
Hoy en día la independencia y el individualismo han cobrado una fuerza nociva. Ante esto la imprudente idea de una relación donde no se compartirán espacios físicos puede resultar atractiva. La triste realidad es que no sólo no se comparten los espacios sino que no se comparte el yo, no se comparte la vida.
Despojados de su humanidad
En este tipo de parejas el miedo al compromiso es un tema significativo. Estos individuos, despojados de su humanidad, carecen de la madurez emocional necesaria para asumir las responsabilidades de una relación a largo plazo. Incluso cuando la relación comienza a intensificarse, pueden retroceder por temor a comprometerse verdaderamente.
Pero, ¿Dónde reside el verdadero problema? El verdadero problema es que se establece una relación de usar y tirar, una relación de la que sólo quiero asumir los beneficios y no las pérdidas, una relación basada en el hedonismo tratando de huir constantemente del posible sufrimiento.
¿De dónde nace esta falta de confianza en el compromiso? ¿Es posible mantener una relación sana, más allá de duradera o no duradera, bajo este antinatural prototipo de relación?
De nada sirven las estrategias de establecer reglas claras y respetarse, de ponderar el espacio del otro o de tratar de evitar celos, cuando hay una falta intrínseca de compromiso, de darse y de acoger por entero.
Amar y ser amado
Existe una verdad universal irrevocable, el deseo del corazón del hombre de amar y de ser amado.
Cualquier tipo de relación que no responda al intento de cumplir esta premisa navegará en un océano de inseguridades, sin vislumbrar ni siquiera el puerto.
El verdadero amor no es un objeto de consumo. El afecto verdadero no lleva implícito el desterrar las miserias o defectos del amado. La voluntad de querer a alguien va cargada de gozo en el servicio pero también de entrega y sacrificio.
¿Crees que una pareja LAT puede responder a una relación de amor verdadero? ¿Por qué el mundo se empeña en enterrar el corazón del hombre? ¿Desde cuando la belleza del compromiso se ha convertido en una carga socialmente insoportable?
Bajo el concepto de parejas LAT, asusta pensar que lo único que se quiere es vivir cómodamente.
Parece que hemos olvidado que nuestros actos también nos configuran. Pues en la negación de apostar por el compromiso y verdadero afecto, a todo riesgo y sin medida, estamos hiriendo y castigando el alma de nuestra propia existencia, estamos matando el amor.
«El matrimonio es un acto de voluntad que significa e implica un don recíproco, que une a los cónyuges y sus almas» (san Juan Pablo II)
El verdadero amor no es un objeto de consumo. El afecto verdadero no lleva implícito el desterrar las miserias o defectos del amado. La voluntad de querer a alguien va cargada de gozo en el servicio pero también de entrega y… Share on X