Las palabras del Papa Francisco sobre el Cardenal Simoni han resonado profundamente en la comunidad católica y más allá. En su encuentro con los fieles en la Audiencia General del 14 de febrero en el Aula Pablo VI, el Papa no solo reconoció la valentía y el sacrificio del Cardenal Simoni, sino que también destacó su ejemplo como un símbolo viviente del martirio y la fe inquebrantable.
El Papa Francisco describió al Cardenal Simoni como un «mártir viviente» de la dictadura en Albania, señalando los casi 28 años de prisión, persecución y amenazas de muerte que enfrentó durante el régimen comunista. Estas palabras no solo honran la vida del Cardenal Simoni, sino que también son un recordatorio poderoso de la realidad del martirio en el mundo contemporáneo.
En los pasillos de Casa Santa Marta, donde reside como huésped, el teléfono del Cardenal Ernest Simoni no deja de sonar. A sus 95 años, este prelado albanés, sobreviviente de las persecuciones del régimen comunista, recibe constantes llamadas de todo el mundo, solicitando oraciones, liberaciones y, especialmente, exorcismos. Conocido por el Papa Francisco como un «mártir viviente», el Cardenal Simoni es un ejemplo de servicio incansable a la Iglesia.
Mártir viviente
Su vida está marcada por la adversidad. Durante casi tres décadas, sufrió prisión, persecución y amenazas de muerte bajo el régimen comunista en Albania. Sin embargo, su fe en Dios nunca vaciló. Incluso en los momentos más oscuros, encontró fuerza en la oración y la celebración clandestina de la Misa, a menudo en condiciones extremas, como en celdas de prisión o incluso en los oscuros canales de las alcantarillas. Su devoción lo llevó a enfrentar el peligro con valentía, sabiendo que estaba protegido en todo momento por la providencia divina.
El Cardenal Simoni, un franciscano conventual, recuerda en sus relatos vívidamente esos tiempos difíciles. Menciona las Misas celebradas a altas horas de la noche, el vino hecho con uvas exprimidas por él y sus compañeros de prisión, y el pan horneado en pequeñas estufas que luego se convertía en hostias para la Eucaristía. A pesar de los riesgos, nunca dejó de ejercer su ministerio sacerdotal, llevando consuelo espiritual a aquellos que lo necesitaban, incluso en los lugares más inhóspitos y peligrosos.
La crueldad del régimen comunista no logró doblegar su espíritu. A pesar del sufrimiento y la injusticia, el Cardenal Simoni mantuvo una actitud de perdón hacia sus captores. Inspirado por el amor incondicional de Jesucristo, se negó a dejarse consumir por el odio y la amargura. En cambio, optó por seguir el ejemplo de Cristo, quien enseñó que la verdadera alegría proviene del perdón y la reconciliación.
Servicio a la Iglesia
Hoy, a sus 95 años, el Cardenal Simoni continúa sirviendo a la Iglesia con una energía y devoción admirables. Viaja por el mundo celebrando Misas, visitando santuarios y realizando exorcismos, siempre dispuesto a brindar apoyo espiritual a quienes lo necesiten. Su vida es un testimonio vivo del poder transformador de la fe y la gracia divina.
El reconocimiento del Papa Francisco como un «mártir viviente» es un tributo no solo a la valentía y la perseverancia del Cardenal Simoni, sino también a todos aquellos que, como él, han sufrido por seguir a Cristo. Su ejemplo nos recuerda que, incluso en medio de la persecución y el sufrimiento, la luz de la esperanza y la redención sigue brillando. Que su testimonio nos inspire a permanecer firmes en nuestra fe, incluso en los momentos más difíciles.
Su vida está marcada por la adversidad. Durante casi tres décadas, sufrió prisión, persecución y amenazas de muerte bajo el régimen comunista en Albania Share on X