Los obispos católicos de Virginia (Estados Unidos) han expresado una fuerte oposición a un proyecto de ley actualmente en consideración en la legislatura estatal que legalizaría el suicidio asistido. Los obispos Michael Burbidge de Arlington y Barry Knestout de Richmond han emitido una declaración conjunta advirtiendo sobre los posibles peligros de tal medida, enfatizando su potencial para poner en gran peligro a los miembros más vulnerables de la sociedad.
Describiendo el proyecto de ley propuesto de ‘Muerte con Dignidad’ como inherentemente peligroso, los obispos subrayaron su creencia en la santidad de la vida humana, enfatizando que nunca debe ser abandonada o descartada. Destacaron el hecho de que cada instancia de suicidio, ya sea asistido o no, representa una tragedia profunda, y expresaron preocupaciones de que legalizar el suicidio asistido solo empeoraría la vulnerabilidad de aquellos que ya enfrentan desafíos significativos.
Llamada a la acción
Con la legislación lista para avanzar en la sesión de la Asamblea General de Virginia, los obispos han instado a los miembros de sus diócesis a tomar medidas contactando a sus representantes estatales y urgiéndoles a oponerse al proyecto de ley. Han destacado la premura de la situación, señalando que las consecuencias de tal legislación podrían ser de gran alcance e irreversibles.
Los obispos también llamaron la atención sobre tendencias preocupantes observadas en otros estados donde el suicidio asistido es legal, incluidos informes de compañías de seguros que rechazan la cobertura para tratamientos que salvan vidas a favor de cubrir los costos de medicamentos para el suicidio. Además, citaron estudios que muestran que las evaluaciones psiquiátricas para aquellos que buscan el suicidio asistido a menudo son mínimas o inexistentes, lo que plantea más preocupaciones sobre la posibilidad de explotación de personas vulnerables.
Aquí puede leerse la carta enviada por los obispos a la comunidad católica.
La comunidad católica
A medida que los debates sobre el suicidio asistido continúan desarrollándose en varios estados de todo el país, la postura adoptada por los obispos de Virginia refleja preocupaciones más amplias dentro de la comunidad católica sobre las implicaciones éticas de tal legislación. Con sus voces añadidas al coro de oposición, queda por ver cómo responderán los responsables políticos a estos apasionados llamamientos para la protección de la vida y la dignidad humana.
1 Comentario. Dejar nuevo
Es la ley del mercado aplicada a la vida de las personas. Si crece la demanda, se amplía la oferta. Y viceversa: si se amplía la oferta crece la demanda. La cuestión es abaratar el coste social. Impedir el suicidio de una persona sale más caro que ayudarla a suicidarse, ya sea en el caso de la sanidad pública, como en España, o en el de la sanidad privada, como en EEUU. En países con sanidad pública se incentiva el suicidio a base de inducir un sentimiento de estar de más o sobrar en las personas enfermas con un balance negativo respecto al costo social. Cuando se trata de mutuas basta con priorizar la cobertura de los medicamentos que matan sobre los que salvan la vida. Todo esto se legaliza y a vivir que solo son dos días y además los puedes reducir cuando te venga en gana. Progreso por un tubo. ¿Qué más se puede pedir?
Bueno, pues se puede pedir que haya más personas con autoridad, como estos obispos de Virginia, que las canten claras i clamen contra el mal aunque se presente disfrazado de bien.