No se trata de un hecho aislado. Se trata de una doctrina de sibilino sectarismo que atenta directamente contra la libertad religiosa.
Durante las últimas semanas, cumpliendo con el Derecho Canónico, el obispo D. Ginés García Beltrán y su obispo auxiliar han hecho la Visita Pastoral por las parroquias y por distintas realidades civiles de la diócesis de Getafe, España. Han visitado iglesias, hospitales, residencia de ancianos, institutos, colegios…
Pero el sectarismo tiene la piel muy fina. Uno de los colegios de Boadilla del Monte, el colegio Federico García Lorca, ha impedido la entrada del obispo. La dirección del centro alega, a un grupo de padres, que la presencia del prelado puede despertar las protestas de otros padres y profesores.
Desde Forum Libertas hemos podido hablar directamente con la dirección del centro. La cual afirma que “se ha tratado de un problema organizativo” (cuando la visita pastoral fue notificada con tiempo). Además, añaden que no cuentan con profesora de religión porque está de baja y colgando el teléfono subrayan que “nadie debe de inmiscuirse en la organización de un centro educativo”.
Nuevamente nos topamos ante el efecto de la dictadura del pensamiento único y laicista. Aún a sabiendas de que esta cuestión no tendría que ser objeto de ningún debate, pues nadie debería de negarle la entrada al obispo en un Estado aconfesional. El artículo 16 de la Constitución garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos. Por ello es urgente defender el derecho de los católicos.
Ante estos hechos debería de considerarse indispensable una acción de la administración educativa. A fin de que ésta traslade a la dirección del colegio que la visita del obispo no puede ser objeto de la opinión subjetiva de la dirección, ni venderse a la falsa tolerancia reinante, asfixiada de parcialidad.
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Este argumento es muy divertido, porque es como una serpiente que se devora por la cola. Se lo sueltan precisamente a un grupo de padres que protestan porque no se le permite la entrada al obispo, pero priman las dormidas protestas que podrían despertarse en otros padres y profesores. Un curioso sentido de la equidad y la justicia, teniendo en cuenta, además, que podría ser que nadie protestase.
Queda claro que la decisión solo es fruto de la mentalidad laicista de la dirección. Y en caso de tratarse “de un problema organizativo” es que la dirección es incompetente. Incompetencia corroborada por el hecho de que la profesora de religión esté de baja y no le hayan buscado una sustitución.
La dirección de este centro no se merece el sueldo público que cobra.
El argumento de referencia es este:
“La dirección del centro alega, a un grupo de padres, que la presencia del prelado puede despertar las protestas de otros padres y profesores.”
El que no esté la profesora de religión no es óbice para no recibir al obispo.
En el centro hay un director y un jefe de estudios que pueden recibirlo, igual de bien o mejor, que la profesora de religión.
No me parece una actitud coherente la de la dirección del centro educativo, sea público o concertado.