La sociedad actual ha perdido la capacidad de asombrarse. Pues es en la capacidad de mirar al mundo de otra manera, donde nos jugamos el Todo.
Esto lo experimentan diariamente los presos que escriben e interpretan obras de teatro durante su estancia en centros penitenciarios. La iniciativa nació en una cárcel situada en la Toscana italiana. Hoy en día es también una realidad en otras muchas cárceles del mundo, también en España, como en Valdemoro. Los presos, a través del teatro, se abren al poder transformador y redentor de la Belleza, para dejar de ser sólo delincuentes aunque sea por unas horas.
Queda claro que la Belleza puede salvarnos ante cualquier circunstancia. Pero no la belleza como algo bonito, sino como una experiencia de renovación interior que tiene la capacidad de unirnos y conectar con nuestra vida.
A día de hoy, el suicidio es la causa de casi 4000 muertes anuales en España, es decir, unas once personas al día. A la vista de estos datos España se plantea con urgencia un plan nacional contra el suicidio. La desesperanza y la desvinculación en la que nos adoctrina la sociedad marca y alimenta la conducta suicida. Pero es el poder sanador de la Belleza quien nos habla de don, de bien. La Belleza no es una falsa ilusión, es la fascinación por una nueva vida en plenitud. Por tanto, ante la actual e imperante cultura del feísmo es muy importante que nos rodeemos de Belleza. Es imprescindible que podamos madurar una mirada contemplativa y que socialmente se propicien espacios para desarrollar capacidad de admiración. En definitiva: es urgente despertar el corazón del hombre.
En un mundo que va demasiado deprisa, tenemos el deber de significar sobre todo esa Belleza de lo cotidiano, lo sencillo, lo aparentemente insignificante e incluso adverso que, por suerte, también sale a nuestro encuentro, para salvarnos, si estamos atentos.
Si usamos la belleza como vía de conocimiento podemos hacer de nuestra propia vida una obra artística, una vida en Verdad: el alma se transforma. Como decía Platón «La potencia del bien se ha refugiado en la naturaleza de lo bello».
Por tanto, regalemos constantemente el anhelo de vivir, usemos la belleza en todas las etapas de nuestra vida como punto de encuentro, como vía de transmisión de verdad, como dimensión estética.
Herbert Marcuse, filósofo y sociólogo alemán afirmaba que “ la capacidad que tiene el ser humano de vivir su sensibilidad, su imaginación, su creatividad, la subjetividad de lo bello, la libertad interior, la autonomía, su propia creación, se hace tangible en la medida que pueda proyectarlo, crearlo y vivirlo en la interrelación con otros seres humanos sin temor a ser coartado o recriminado”.
No podemos dejar morir lo gratuito. Si renunciamos a la fuerza regeneradora de lo aparentemente inútil estamos abocados a la desertificación del espíritu. Como decía San Juan Pablo II, en la Carta a los artistas: “La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente. Es una invitación a gustar la vida y a soñar el futuro.”. No lo olvidemos, todos tenemos derecho a la Belleza.
La Belleza puede salvarnos ante cualquier circunstancia. Pero no la belleza como algo bonito, sino como una experiencia de renovación interior Share on X
1 Comentario. Dejar nuevo
Yo recomiendo el libro Y SIN EMBARGO NO SE MUEVE. Porque la BELLEZA en mayúscula del universo es que este con todo su material inerte que no tiene vida da una vuelta a la tierra cada 24 horas, la Vida solo esta aqui en la tierra. Es una visión de BELLEZA porque del otro modo entramos en La Evolución y los millones de años y nuestra descendencia del mono que de belleza NADA.