El Parlamento Europeo se adentra en los recovecos más oscuros de la tecnología moderna, apuntando sus esfuerzos regulatorios hacia una característica omnipresente en nuestras vidas digitales: el scroll infinito. Tildado como «cocaína conductual» por su propio creador, Aza Raskin, el scroll infinito junto con otras técnicas adictivas de las plataformas digitales, está bajo la lupa de la comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor del Parlamento Europeo.
Con un contundente apoyo expresado en votos el pasado miércoles, la comisión ha puesto sobre la mesa un proyecto de informe que destaca los peligros inherentes a ciertos servicios digitales, acusándolos de explotar vulnerabilidades humanas para captar atención y monetizar datos personales.
La preocupación se extiende más allá de la adicción digital en adultos, poniendo énfasis en el impacto devastador que puede tener en los menores.
Los eurodiputados proponen una intervención radical, instando a la Comisión a examinar y prohibir estas prácticas nocivas que escapan a las regulaciones actuales sobre prácticas comerciales desleales. La propuesta incluye la erradicación de técnicas como la reproducción automática, las notificaciones push constantes y, por supuesto, el scroll infinito.
Kim Van Sparrentak, del bloque Verdes/ALE, destaca la urgencia de esta intervención, comparando la necesidad de regulación del diseño adictivo con las estrictas normas existentes para alimentos, alcohol y tabaco. Subraya que, sin acción, los costos para las generaciones futuras serán inconmensurables.
Mientras que las redes sociales y servicios digitales tienen efectos positivos innegables en la sociedad, los eurodiputados no pasan por alto los daños físicos, psicológicos y materiales que pueden resultar de su uso desmedido. Los menores, especialmente susceptibles a estos efectos, están en el centro de una llamada a una mayor regulación.
Un horizonte digital y ético
El Parlamento Europeo busca impulsar un cambio hacia el desarrollo de productos y servicios digitales éticos y justos, despojados de patrones oscuros y tácticas engañosas. Entre las propuestas se incluye la implementación de un «derecho a no ser molestado» digital y la adopción de prácticas de diseño responsables, como desactivar por defecto las notificaciones y crear resúmenes de tiempo de pantalla.
La Comisión Europea ya se encuentra evaluando si es necesaria una actualización en la legislación de protección al consumidor para adaptarse al entorno digital actual, con resultados previstos para el 2024. Este debate marca un posible punto de inflexión en cómo interactuamos con la tecnología, un paso más hacia una sociedad digital más consciente y menos dependiente.