En un acontecimiento cinematográfico que está sacudiendo las expectativas de la industria, Sound of Freedom (Sonido de Libertad, en español), dirigida por Alejandro Monteverde y producida y co-protagonizada por Eduardo Verástegui, se ha alzado triunfalmente en las taquillas estadounidenses. La película, que también cuenta con las actuaciones destacadas de Jim Caviezel, Mira Sorvino y Bill Camp, está ganando terreno no solo en las salas de cine, sino en el corazón de los espectadores, al colocarse en el número dos del ranking y mostrar un crecimiento sin precedentes en ingresos y alcance.
La película, que aborda la grave temática de la trata de niños para explotación sexual, ha desafiado todas las expectativas, superando incluso a franquicias consolidadas y largamente esperadas como Insidious: la puerta roja, Misión Imposible: sentencia mortal, parte 1, e Indiana Jones y el dial del destino. Con un modesto presupuesto de 14,5 millones de dólares, Sound of Freedom ha recaudado cerca de 42 millones en tan solo dos semanas, una cifra que eclipsa los resultados de otras producciones con presupuestos mucho mayores.
Este fenómeno se sustenta en diversos pilares, como la calidad indiscutible de la película, evidenciada por las altas calificaciones en plataformas como Rotten Tomatoes y Cinemascore; su fundamento en una historia real y actual, la de Tim Ballard y su lucha contra el tráfico de niños; y el carisma de figuras como Caviezel y Verástegui, que han sabido conectar con el público más allá de las pantallas.
Sound of Freedom y la izquierda progre
Sin embargo, Sound of Freedom no solo está haciendo ruido en las salas de cine, sino que también está resonando en el espectro político. Su éxito ha causado inquietud en ciertos sectores de la izquierda política progre, quienes ven cómo una película con una temática tan dura y realista está capturando la atención y el apoyo del público en un momento político y religioso polarizado en los Estados Unidos.
La película llega en un tiempo donde el ex presidente Donald Trump se perfila como un fuerte contendiente para las elecciones de 2024, y donde la religión juega un papel transversal en el apoyo de diversas comunidades, incluyendo católicos, mormones y evangélicos.
Sound of Freedom es más que un éxito cinematográfico; es una llamada a la conciencia y un reflejo de un momento cultural y político específico. Los productores y actores han enfatizado la importancia de la oración y la protección de la inocencia y pureza de los niños, valores que resuenan con fuerza en un público que busca contenido con significado y trascendencia. Con su marcha triunfal, esta película no solo está abriendo caminos en la industria, sino también en el diálogo social y político contemporáneo.
Eduardo Verástegui, entrevistado por el padre Oswaldo Agudelo, un antiguo ejecutivo de televisión que, tras su conversión y vocación, fue ordenado sacerdote en 2017.
«Salvar una vida es mi Oscar», proclama Eduardo. Por eso, cuando supo que las propias circunstancias del rodaje habían propiciado inopinadamente un rescate de doscientos niños, lo tuvo claro y se lo dijo a Ballard: «La mano de Dios está aquí».