Los ataques que hoy amenazan a la familia tradicional, tal como Dios la concibió, son como flechas lanzadas a discreción. Pero una familia unida, apoyada en Dios, en la oración (representada por un rosario que lleva la madre y que trasmite la fe a sus hijos) y con un padre protector, cabeza de la familia, que con firmeza sujeta el escudo de la fe, un escudo con tres brillos que se reflejan, simbolizando la Santísima Trinidad.
“Aunque acampe contra mi un ejército mi corazón no teme, aunque estalle una guerra contra mi, estaré segura en ella” (Salmo 27,3) SEGUIR LEYENDO
