Cierta fotografía publicada en un periódico muestra a una familia, niños y adultos, huyendo del norte de Gaza en un carro tirado por un burrito. Una mujer parece secarse las lágrimas con un velo, el muchacho que conduce el carro se tapa los ojos con la mano.
Son pobres, dejan atrás lo poco que tenían (quizás una muy modesta vivienda, unos cuantos enseres, algún recuerdo de familia), cosas que nunca recuperarán, pues las bombas no dejarán más que escombros. Simplemente, huyen para salvar sus vidas, como lo hicieron sus padres y sus abuelos. Huyendo llegaron a Gaza y así siguen, sin saber cuándo podrán por fin encontrar refugio, paz y reposo.
Desde hace setenta y cinco años no conocen más que guerra, pobreza, destierro, humillación, dolor e injusticia.
Junto al burrito marcha cabizbaja su tierna cría, apenas llegada a este valle de lágrimas. El carro va demasiado cargado (¿cuándo podrá amamantar a su hijo?) y el burrito apenas puede con tanto peso.
También las más inocentes criaturas de Dios deben penar por las culpas de los hombres. Es una escena bíblica. Es la Sagrada Familia huyendo a Egipto para salvar la vida del Niño. Es Jesucristo entrando en Jerusalén el Domingo de Ramos, montado en una burra a cuyo lado camina su cría, como nos cuenta San Mateo en su Evangelio.
También Él, el Rey de la Paz, debió sufrir ultrajes, humillaciones, torturas y muerte violenta. Dos mil años después de Su paso por este mundo, seguimos crucificándolo cada día.
En Gaza, como en otros lugares, las cruces ya forman un bosque.
Es una escena bíblica. Es la Sagrada Familia huyendo a Egipto para salvar la vida del Niño Share on X
2 Comentarios. Dejar nuevo
Gracias por acordarse de las eternas víctimas del conflicto
Me parece genial la comparación con la Sagrada Familia, en estos días que recordamos que no tuvieron lugar en la posada, y que tuvieron que emigrar a Egipto. Felicidades!