El Ministerio de Defensa ha suscitado polémica tras tomar la decisión de prohibir la tradicional «pernocta» de la Virgen del Alcázar en el baluarte toledano, una medida que ha sido objeto de críticas por limitar la libertad de expresión y de culto. Este acto, que había sido celebrado de manera ininterrumpida, representa un hito importante en la devoción y tradición local.
Como es habitual cada año, la procesión de la Virgen del Alcázar tiene lugar el fin de semana de su festejo. Durante esta celebración, la Hermandad de la Virgen traslada la imagen desde su capilla en la catedral primada hasta el Alcázar toledano, donde tradicionalmente reposaba durante la noche para ser llevada de vuelta a la catedral al día siguiente. Sin embargo, este año, esta costumbre se ha visto interrumpida debido a la prohibición impuesta por el Ministerio de Defensa.
Tras finalizar la misa de las siete de la tarde en la catedral este sábado, la Hermandad de la Virgen del Alcázar se vio forzada a limitar la procesión a un recorrido de ida y vuelta a la catedral durante unas tres horas. Aunque el itinerario exacto por las calles del Casco Histórico todavía no había sido determinado con precisión, la imagen no hizo su tradicional pernocta de la Virgen del Alcázar en el Alcázar.
Este acto, que va más allá de una simple tradición y representa la fe y devoción de muchos ciudadanos, ha abierto un amplio debate sobre cómo algunas iniciativas políticas parecen querer eliminar manifestaciones religiosas de la vida pública. Esta decisión reaviva las discusiones sobre el equilibrio necesario entre la modernización y respeto a las tradiciones, así como la libertad de expresión y culto en el contexto actual.
Las fuentes consultadas por el diario ABC han expresado su preocupación y sorpresa ante esta inesperada decisión, subrayando la importancia de proteger las manifestaciones culturales y religiosas que forman parte del tejido histórico y social de la región. En este sentido, la medida adoptada ha generado interrogantes sobre el futuro de otras tradiciones y festividades religiosas en el país.
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El Ministerio de Defensa, en vez de meterse donde no le llaman, debería hacer honor a su nombre y defender la vida de los seres humanos empeñados en nacer, que son los más desvalidos, desprotegidos y amenazados de todos, y a los que matan a mansalva bajo la cobertura de la ley del aborto, que no es otra cosa que la ley del más fuerte.
El ministerio de defensa no actúa por su cuenta. Es un brazo comandado por el cerebro, a saber, el gobierno.
El gobierno sí respeta la libertad de culto, excepto (y que nos quede absolutamente claro) si se trata del culto católico.