La devoción al Santo Ángel Custodio de España no se ha perdido totalmente, pero está muy olvidada, tanto que, probablemente, resulte desconocida para muchos. El hecho de que no se haya extinguido es motivo suficiente como para pensar que debe ser rescatada del olvido y alentar a su recuperación. Y no me parece demasiado difícil porque en mi opinión una causa importante de ese olvido no está tanto en la falta de fe ni de patriotismo cuanto en el calendario.
Ocurre que desde la reforma litúrgica posterior al concilio Vaticano II, el Santo Ángel Custodio de España no tiene una fecha particular para su celebración y recuerdo. La tuvo, pero no la tiene.
A comienzos del siglo XIX, la Santa Sede, respondiendo a una petición del rey Fernando VII, asignó el día 1 de octubre para la celebración del día del Santo Ángel Custodio del Reino de España, con rezo y oficio propios. Tras la reforma litúrgica, en el calendario general se fijó ese día, el 1 de octubre, para conmemorar a Santa Teresa del Niño Jesús, conmemoración que ha ido ganando devoción, popularidad y rango litúrgico, de suerte que la del Santo Ángel de España quedó trasladada al día siguiente, 2 de octubre, englobada en la genérica de los ángeles custodios. Es decir, que no ha desaparecido, pero al haber sido incorporado su día al de todos los ángeles custodios, la figura particular del Ángel Custodio de España se ha visto solapada y al final, relegada a la sombra y al olvido.
Año tras año, lo habitual es que cada 2 de octubre los medios de comunicación informen de las celebraciones de los Ángeles de la Guarda como patronos de la Policía Nacional y que en las iglesias los predicadores centren sus palabras en la función general de estos protectores entrañables, verdaderos compañeros de viaje dados por Dios a cada persona.
Es cierto que no faltan tampoco referencias a los ángeles custodios de comunidades: países, ciudades, iglesias, etc., pero suelen ser referencias muy leves, sin apenas detenerse en ellas.
Escribo desde Talavera de la Reina, ¿alguien ha oído hablar del ángel de Talavera?, ¿alguien ha visto alguna pintura, escultura, estampa, etc., que lo represente? Si lo hubiera, sería bueno conocerlo, yo por mi parte, no tengo ninguna noticia al respecto. Pero si aceptamos la doctrina católica, podemos dar por hecho que lo tiene, como cada pueblo, nación y comunidad tiene el suyo particular.
Merece la pena que pongamos alguna atención en la figura de estos ángeles custodios de comunidades, no solo de los individuales de cada persona.
Basándose en algunos pasajes de la Sagrada Escritura, la teología católica lo ha afirmado desde los primeros siglos hasta la actualidad. Teólogos de la talla de san Basilio Magno o santo Tomás de Aquino han defendido la existencia de los ángeles custodios de naciones y ciudades. Valga como muestra, esta cita de santo Tomás, que hablando de la ley antigua dada por medio de ángeles al pueblo judío, señala que Dios “no solo lo concedió el ministerio de los ángeles a los judíos, sino a todas las naciones” (Suma Teológica, I-II, c. 98, a. 4).
Referencias más actuales las encontramos en el santo papa Juan Pablo II y en los santos pastorcitos videntes de Fátima.
San Juan Pablo II, en la catequesis de la audiencia general de 30 de julio de 1986 decía lo siguiente:
“Siguiendo el libro de Daniel, se puede afirmar que las funciones de los ángeles como embajadores del Dios vivo se extienden no sólo a cada uno de los hombres y a aquellos que tienen funciones especiales, sino también a enteras naciones (Dan 10, 13-21)”.
En cuanto a los santos pastorcitos de Fátima, una de ellos, Lucia, refiere que las apariciones de la Virgen María estuvieron precedidas por dos apariciones de un ángel que se presentó a sí mismo como el Ángel de Portugal, el cual los exhortó a rezar y ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores.
Por otra parte, además de las enseñanzas de los teólogos y de los pastores, y de testimonios como este de los niños de Fátima, hay otra fuente también de gran interés, que es la piedad popular.
En los países cristianos ha sido cosa habitual que los habitantes de las ciudades tuvieran una particular devoción al ángel protector local, hecho del que ha quedado constancia en representaciones artísticas, especialmente en las esculturas que coronaban las puertas de acceso a las ciudades, cosa que puede seguir viéndose hoy en torreones y murallas de bastantes cascos antiguos.
El ejemplo más representativo que tenemos en España probablemente sea el de Córdoba, cuyo ángel custodio, San Rafael, a pesar de no ser el patrono, goza de una devoción muy viva en la ciudad, tiene numerosas representaciones en iglesias, plazas y calles, y es celebrado cada año con un protagonismo muy destacado entre las fiestas religiosas locales de Córdoba.
Con menos eco social, pero más cercano a quien escribe, está el de Toledo, con dos puntos muy señalados: la ermita del cigarral del Santo Ángel Custodio, desde hace tiempo propiedad privada, y la conocida Puerta Nueva de Bisagra, que está presidida por su imagen del ángel guardián de la ciudad, representado, como suele ser habitual, con espada en mano.
Algo parecido cabe decir de lugares como Barcelona, Valencia, Burgos, Ayora, etc.
Valga esta breve presentación para introducirnos en el asunto que nos ocupa, que es la devoción al Santo Ángel de España, una devoción arrinconada, que bien merece ser dada a conocer para quien la ignore y, en todo caso, rescatada de las sombras del pasado, que buena falta nos está haciendo en tiempos como estos.
La devoción al Santo Ángel de España
Históricamente la devoción nos ha llegado tarde porque oficialmente no arranca hasta principios del siglo XIX. No he encontrado la fecha exacta en la que el papa León XII concedió a España la celebración de nuestro santo ángel, pero tuvo que ser, necesariamente, entre 1823 y 1829, período del pontificado de este papa. Año arriba, año abajo, doscientos años. Poco tiempo para una devoción que no había surgido de un clamor popular y que comenzó su andadura en una época en que el liberalismo ya había tomado cuerpo político y había desatado fuertes vientos contra la Iglesia.
Tal vez aún no haya cobrado el arraigo que merece, puede que así sea, pero hablamos de historia, no de leyendas ni de mitos, sino de una concesión hecha por la Santa Sede al Reino de España, una historia cuyo rescate y puesta al día quizá sea hoy más necesaria que en otros momentos, dada la situación social y política en que nos encontramos. Aún estamos a tiempo.
Para ilustrar el recorrido de esta devoción, transcribo el siguiente texto que he tomado de la página www.santo-angel-custodio-espana.es:
España tiene su Santo Ángel Custodio. En el siglo XIX, nefasto en nuestra historia, el Papa León XII concedió, a petición de S.M. el Rey Fernando VII, que el 1° de Octubre de cada año se celebrara la Fiesta del Santo Ángel Custodio del Reino de España.
Con el pasar del tiempo, la concesión de la Santa Sede cayó en el olvido pero es a finales del siglo XIX cuando el Beato Manuel Domingo y Sol la rescató promoviéndola nuevamente. Desde 1880 hasta su fallecimiento en 1909 el Beato Manuel Domingo y Sol se desvivió para atraer la atención de España a su olvidado protector. Fundó la “Pía Unión de Oraciones al Santo Ángel de España”, con el tiempo presidida por la Infanta Isabel de Borbón, imprimió estampas, hojas de propaganda y promovió la devoción en colegios y escuelas.
La Pía Unión de Oraciones tenía el proyecto de construir un gran monumento al Santo Ángel de España y con esa intención se confeccionó una imagen como boceto. Esa preciosa imagen se encuentra en un altar lateral de la Iglesia de San José de Madrid, calle Alcalá 43. El altar fue inaugurado el 12 de Mayo de 1920 con la asistencia de la Familia Real española (portada de ABC de 13 de Mayo de 1920). Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII propuso ese mismo día la creación de la Asociación Nacional del Santo Ángel Custodio de Reino que se extendió por cuarenta provincias.
En 1917 Mons. Dr. D. Leopoldo Eijo y Garay, que fuera alumno del Colegio Pontificio español de San José de Roma fundado por el Beato Manual Domingo y Sol, compuso una Novena al Santo Ángel Custodio de España. Una preciosa Novena cuyo texto parece escrito pensando en la España actual”.
Por si alguien se siente llamado a incorporar esta oración a sus costumbres de piedad, vamos a cerrar el artículo con la oración propia de esa novena que monseñor Eijo Garay redactó para el culto público. Se ha introducido en ella una leve modificación, imprescindible para adaptarla a la oración individual. Dice así:
Oración al Santo Ángel Custodio de España.
Oh, bienaventurado espíritu celestial, a quien la Divina Misericordia se ha dignado confiar el glorioso Reino de España, para que lo defiendas y custodies; postrados ante ti y en amorosa unión contigo damos al Señor humildes y fervientes gracias por haber tenido para con nosotros la misericordiosa providencia de ponernos bajo tu protección; contigo le alabamos y bendecimos y a su divino servicio rendidamente nos ofrecemos.
Acepta, Ángel Santo, nuestra oración, ilumina nuestras inteligencias, conforta nuestras voluntades, presenta al Señor nuestras plegarias avaloradas con las tuyas; defiéndenos del enemigo de nuestras almas, que también lo es, y muy feroz, de nuestra Patria; alcánzanos del Señor que saquemos fruto y provecho espiritual de este culto, que crezcamos en la veneración a ti, en tu amor y en la docilidad a tus enseñanzas y dirección para que defendidos, custodiados y regidos por ti sirvamos fidelísimamente a Dios en nuestra vida privada y pública; para que se salven muestras almas y las de nuestros compatriotas todos; para que España sea siempre el paladín de la Fe Católica y Dios Nuestro Señor la bendiga, prospere y glorifique. Amén.
Tiempos de rescate (V) Rescatar el pasado: geografía, historia, relatos