Si te crees que yendo a votar el 23-J ya has cumplido, lamentamos decirte que estas equivocado. Hacerlo es importante, pero lo decisivo empieza el día siguiente a la votación.
Un error fundamental de muchos ciudadanos y decisivo en el campo católico, es creer que todo empieza y termina yendo a votar. Esto es una simplificación de lo que debe ser la participación política, tal y como lo entiende la doctrina social de la Iglesia, que refiere al derecho y deber de las personas y comunidades de contribuir activamente en la vida social, política y económica, y de influir en las decisiones que afectan sus vidas.
Se trata de que todos los miembros de la sociedad tengan acceso a los bienes comunes y a los recursos necesarios para desarrollar plenamente sus capacidades y potencialidades.
Esto incluye tanto la participación en la toma de decisiones a nivel político, a través del ejercicio de derechos ciudadanos y la participación en los procesos democráticos, como la participación en la vida económica, a través del acceso al empleo digno, la propiedad, la producción y la distribución justa de los bienes.
La participación de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia debe ser subsidiaria, es decir, debe promoverse desde las instancias más cercanas a las personas y comunidades, evitando la concentración excesiva de poder y fomentando la autonomía y la responsabilidad de los actores sociales. Además, la participación debe estar orientada por los principios éticos y morales, buscando el bien común y el desarrollo integral de todas las personas.
Ya ves lo que da de sí la cuestión, y cómo el voto es una condición necesaria pero ampliamente insuficiente. Esta es una primera constatación.
La segunda se refiere a la previsión de los resultados.
El bipartidismo ha dado lugar a dos bloques, matizados con votos independentistas o nacionalistas, sobre todo de Cataluña y del País Vasco. A día de hoy, y según los datos disponibles, de un millón a un millón y medio de votos separan a PP y Vox del PSOE y Sumar, que además, si su resultado da lugar a una distribución general por circunscripciones en el que los partidos del bloque de la derecha ocupan la primera y tercera posición, dado el método d’Hondt en la distribución de escaños, y la existencia de hasta una veintena de circunscripciones menores en las que solo los tres primeros obtiene escaños, puede dar lugar a una mayoría superior a la absoluta.
Considerando las cinco últimas encuestas, cuatro otorgan al bloque de la derecha un resultado de este tipo (176), excepto la de El País que lo deja a dos de distancia (174).
Si esto es así, a pesar de la movilización decretada por el feminismo, y las más de la veintena de manifestaciones que promueve la Federación Estatal de Asociaciones LGTBI y más, habrá que concluir que la impostación del llamado bloque progresista y feminista gobernante es, como decía una cita erróneamente atribuida a Mao: “un tigre con los dientes de papel”. Solo da miedo a los que ya lo tienen… y no señalamos a nadie.
Pero también pudiera suceder que se produjera una sorpresa y que Sánchez volviera a gobernar, y esta es la tercera cuestión.
Las tres, el deber como católicos en la participación, la victoria de la alternativa o la continuidad del gobierno, tienen un común denominador: lo decisivo empieza el día siguiente a la votación.
Sea cual sea el resultado, los católicos, aprendida la lección de todo este tiempo, debemos organizarnos, más allá de los partidos políticos para aplicar los principios de participación y realizar el compromiso activo y responsable de contribuir al bien común y a la transformación de la realidad de acuerdo con la concepción cristiana.
Diferirán los métodos según se decante la balanza electoral. Pero si no actuamos organizadamente, el resultado del nuevo gobierno será desalentador por pasiva o por activa.
Diferirán los métodos según se decante la balanza electoral. Pero si no actuamos organizadamente, el resultado del nuevo gobierno será desalentador por pasiva o por activa Share on X