Carta abierta a mis amigos cristianos
Os escribo a vosotros, mis amigos, y especialmente a responsables de movimientos eclesiales de Cataluña, para informaros y pasaros una propuesta de acción común:
https://e-cristians.cat/la-construccio-del-corrent-social-cristia/ CATALAN
https://e-cristians.cat/es/la-construccion-de-la-corriente-social-cristiana/ ESPAÑOL
En el mundo, y especialmente en España, hay un ataque no solo a la Iglesia, a la libertad de educación, al matrimonio y a la familia, sino a toda antropología auténticamente humana (manipulando el Tribunal Constitucional, atacando el derecho a la objeción de conciencia, inoculando la duda en nuestros jóvenes sobre su misma identidad sexual,…). Es el proyecto de un poder que se mantiene oculto, pero que controla gobiernos, partidos y realidades supranacionales (ONU, UE: baste observar cómo imponen ideológicamente algo tan anti-científico como la ideología de género, marginando cualquier voz crítica que se oponga: una dictadura cultural).
Frente a este proyecto absolutista los católicos estamos demasiado pasivos, callados, desanimados, casi “como ovejas llevadas al matadero”. No debe ser así. Es necesario oponerse a este ‘tsunami’; también la tecnología, las redes sociales, el post-humanismo contribuyen a debilitar lo humano, a adormilar las conciencias. Seguro que cada uno ya hace algo, pero para ello creo es necesaria una acción común.
Escribo a mis amigos responsables de movimientos laicales (los laicos somos responsables del orden de la ciudad del hombre) para invitaros a participar en este intento de respuesta. Esta iniciativa nace de Josep Miró, el fundador de E-Cristians, una de las pocas realidades que luchan en el espacio público (legal, cultural, social). No se trata esencialmente de montar una reacción a lo que sucede: lo nuestro – Cristo – es y debe ser una propuesta original, que nace de lo que somos, de nuestra identidad y de la ontología de lo humano, no es reactiva: quiere afirmar en positivo el valor de la Verdad, la Belleza, el Amor, la Libertad, buscando incidir en el espacio público.
No es una propuesta directamente política (aunque los laicos nos debemos implicar también en la política), no es un nuevo partido, sino un intento de unir fuerzas para promover y defender lo humano, nuestra tradición occidental, el mismo cristianismo (no la cristiandad). No podemos ser un “Iglesia sin mundo”, encerrada en las sacristías (‘mundo’ no en el sentido negativo de San Pablo, y a veces del Evangelio, si no de pasión por el hombre, por todos los hombres).
Cada uno de nuestros movimientos tiene sentido en sí mismo, siendo un camino de santidad para los que lo siguen (somos católicos, todos y cada uno: escribo a Comunión y Liberación, a Christifideles Laici, a Neo-Catecumenales, a Carismáticos, a Schoenstatt, a Focolari, a Legionarios, a S. Egidio, al Opus Dei, a Schola Cordis Iesu, a Emaús, a Hakuna, a varios Colegios, Asociaciones Culturales y Universidades. ¡Somos muchos!). Pero no es suficiente dedicarse a la educación a la fe y al camino de santidad de sus miembros, es necesario llevar este bien a todo el mundo; o mejor dicho, la educación a la fe y la santidad implica un horizonte grande, infinito, somos responsables del mundo (un santo de nuestro tiempo dijo “Amar el mundo apasionadamente”).
No tenemos que renunciar a nada del carisma de cada uno, pero si reconocer que tenemos una responsabilidad personal para el bien común (y con nuestro propio carisma) que no se agota en nuestra “parroquia”: nuestro horizonte es el mundo. Esta preocupación para el bien común debe formar parte de nuestra educación y acción, fundamentada en la Doctrina Social de la Iglesia (no basta “hablar” de ella: la DSI o se hace, o es un ejercicio abstracto). Y se aprende haciendo; lo nuestro es “hacer juntos”, ser Iglesia.
En el desierto mediático (publicamos casi sólo en nuestros reductos, nos leen “los nuestros”, mientras nuestros medios públicos pueden mofarse impunemente de la Virgen) y sobre todo político (los católicos no somos representados, aunque somos la minoría más significativa, como número además de como historia, cultura y valores; pero los partidos purgan la presencia de los verdaderos católicos de sus listas y de sus programas) es necesario volver a empezar, desde abajo, con un movimiento de opinión incidente.
Comprometerse en este proyecto también hará bien a todos nosotros, nos ayudará a no caer en el riesgo de la auto-referencialidad, o peor de la auto-suficiencia.
Por esto os invito a participar en este intento. El ámbito de esta Corriente Social Cristiana es Cataluña (por lo menos de momento, porque la necesidad está en toda España, en toda Europa).
El documento cuyo link he puesto (en catalán y en castellano) explica la finalidad de esta propuesta.
La próxima cita es una asamblea la mañana del sábado, 17 de Junio en Barcelona (habrá también un encuentro Zoom el 30 de Mayo). A quien quiera implicarse personalmente le invito a decirmelo para ponerles en contacto con los organizadores.
Alguien podría pensar que no hay nada que hacer, que ellos son demasiado fuertes, que hemos luchado muchas veces con poco resultado: pero lo nuestro es volver a empezar siempre, volver a echar las redes (no se nos pide cambiar el mundo, no somos capaces; pero si testimoniar la verdad y luchar por la justicia, por lo verdaderamente humano). Y también está claro que la tarea es superior a nuestras fuerzas; sabiendo que “sin mí no podéis hacer nada”, confiamos en lo que el Espíritu quiera hacer a través nuestro.
Puede que alguien considere que hay algo equivocado en el método o en la forma: que nos lo diga, esto está solo empezando (hasta el nombre es provisional), se trata de construir juntos. Os invito a sumaros a la iniciativa y a participar, como compromiso personal, en primera persona, y también representando si es posible cada una de las realidades eclesiales (haría de enlace con vuestra realidad, informando y aportando ideas y juicios de cada carisma), para conocerla de cerca en primera persona. Luego juzgaréis si veis oportuno seguir, con libertad.