Últimamente estoy ocupado con un nuevo affaire. Pertenezco a un coro laico de solo hombres. Soy el más joven del grupo coral. Nos dirige una acordeonista y un guitarrista, ambos de mi quinta. Atendiendo a su espíritu y a su mecánica, en tiempo pascual es lo que antaño recibía el nombre de grupo de caramellas. Ilustro con una fotografía del domingo de la Divina Misericordia 2023 ante el edificio del ayuntamiento de Rubí (Barcelona). En el centro de la imagen la alcaldesa. Tengo en común con ella el primer apellido. ¡Y que a los dos nos gustan las habaneras!
Vale la pena revisar el término caramelles en catalán. El escrito es más completo.
Ha sido un fin de semana agotador con el espacio horario de campana ineludible para asistir a misa. En todas partes obsequio de pastas y porrón de vino. Antaño formaba parte del espíritu festivo celebrativo. Era el modo de celebrar la Pascua a nivel de calle. En este caso el fin de semana subsiguiente al de Pascua.
El grupo de canto coral de hombres ensayamos todo el año un día fijo a la semana. Nuestro uniforme con camisa blanca, pantalones oscuros, jersey azul de uniforme con escudo, zapatos negros, corbata roja y barretina catalana. La fotografía ilustra muy bien la realidad de este año 2023.
Con edades cercanas por arriba o por abajo a los ochenta años, este grupo tiene mucha marcha.
Mis compañeros cantan. Se esmeran en hacerlo bien. La acordeonista que nos dirige forma parte de un grupo de habaneras. El guitarrista tiene calibre. Los dos instrumentos se complementan muy bien. Se trata de cantar a nivel de calle ante determinados comercios o en determinados lugares. Traemos apoyos de aplauso. Se trata de trotar por la calle. Ha sido un fin de semana agotador y muy satisfactorio.