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De Núñez Feijoó a María Guardiola Martín, candidata del PP por Extremadura. Que los vote su abuelita

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Después de que Núñez Feijoó,  ante la escandalosa sentencia del Tribunal Constitucional sobre el aborto, afirmase que  la norma es “correcta” y “merece su respeto”, cuando la mayoría gubernamental del más alto tribunal se pasó por el forro la contaminación de tres de sus miembros por intervenciones anteriores que le impedían entrar a juzgar el recurso de inconstitucionalidad, y que prescindieran de forma flagrante de su jurisprudencia sobre el nasciturus, es evidente que con el PP puede pasar de todo, y malo desde el punto de la vista de la defensa de la vida y del orden racional de las leyes.  Lo ha constatado la candidata de este partido en las próximas elecciones autonómicas en Extremadura, María Guardiola Martín.

La candidata del PP enumera cuatro aspectos con los que no iba a transigir, cuatro líneas rojas que ella prefirió llamar «verde, blanca y negra» (en relación con la bandera regional). «Una de ellas es la violencia machistalas cosas se llaman por su nombre y existe la violencia machista, aquí y en muchos sitios de nuestro país». Y se alinea así, sin más, con el dogma de la ideología de género, que ha destruido toda idea de estado liberal, en la medida en que este no puede ser portador de ninguna orientación doctrinal concreta más allá de lo que nominalmente consigne la Constitución.

Se  refirió así mismo a las leyes LGTBI: «Lógicamente, el Gobierno que yo quiero presidir va a ser respetuoso con ellos y que no va a cuestionar a quién se ama y cómo se ama».  Claro, ni nosotros, pero lo que se le pide es otra cosa. Es si está conforme con las leyes que han convertido a estos grupos en receptores de privilegios que nadie más posee, como la inversión de la carga de la prueba, o si asume que sea lo mismo casarse un hombre y una mujer que entre dos personas del mismo sexo, o que puedan adoptar sin restricciones, medidas todas ellas que solo se encuentran reconocidas en una pequeña parte del mundo. No es tarea de los políticos meterse en cama ajena, pero sí defender las instituciones de las cuales la sociedad se ha dotado.

Y lo mejor, la perla, fue en materia de derecho a la vida, declarándose abiertamente partidaria del aborto y de su consideración como derecho: «no se va a retroceder en los derechos conseguidos por las mujeres», la política «no está para irrumpir la vida de las mujeres, sino todo lo contrario, para acompañarlas y protegerlas». Claro, y al nasciturus, al ser humano engendrado, que le den. Ese no cuenta.

Con estos mimbres, lo único que hace el PP, como ya hizo Rajoy, es asentar la legislación socialista de ruptura, hacerla más sólida, al aplicarla también como partido de Gobierno. Ante estos hechos, y no nos gusta decirlo, pero hay que asumir la realidad si se desea transformarla, el Partido Popular no forma parte de la solución, sino que engrandece nuestro problema. En este sentido resultan de máxima aplicación los tres blocs de Josep Miró i Ardèvol sobre:

Cuando un católico debe dejar su partido político. Qué hacer (I)

Cuando un católico debe dejar su partido político. Qué hacer (II)

Cuando un católico debe dejar su partido político. ¿Qué hacer? (y III)

Con estos mimbres, lo único que hace el PP, como ya hizo Rajoy, es asentar la legislación socialista de ruptura, hacerla más sólida, al aplicarla también como partido de Gobierno Share on X

 

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