Leíamos hace pocos días en los medios de comunicación la polvareda periodística y mediática levantada por la propuesta del vicepresidente de la comunidad de Castilla y León, que pertenece a Vox, partido que gobierna junto con el Partido Popular, de obligar a las mujeres que deseen abortar a que, antes, vean una ecografía del feto en 4D y escuchen los latidos del corazón de su bebé. Luego, decidirán si quieren seguir con su libre decisión de abortar. En el fondo no es más que el intento de darle una última posibilidad al nasciturus de que salve su vida…
No es esta medida sobre la que deseo hablar en este breve escrito. La reflexión que quiero hacer versa sobre el posicionamiento claro que la mayoría de los medios de comunicación de este país han tomado respecto al tema del aborto. Para muestra un botón: el tratamiento periodístico del diario La Vanguardia, un periódico que algunos calificarían “de derechas”, ecuánime, moderado –siempre ha estado a favor del viento político que mejor soplaba en el poder constituido…- dando apoyo a la burguesía catalana de toda la vida, etc. Cada uno con su opinión. Pero en lo ideológico, actualmente, sigue claramente una deriva laicista en todos aquellos temas que podríamos calificar como morales o doctrinales. Por supuesto el tema del aborto es uno de ellos.
Desde la entradilla de su director Jordi Juan en L.V. del 17 de enero: “No juguéis con el aborto”, donde recuerda que el aborto es un “derecho conquistado por nuestra sociedad”; el redactado de la Editorial: “Vox i el aborto”, que le sirve para atizar el varapalo acostumbrado a Vox (por partido ultraconservador, de extrema derecha, etc.) de una parte, pero fundamentalmente para mencionar y defender “el derecho a la libre elección de las mujeres a abortar, amparado por la ley de Interrupción del Embarazo”. En la misma portada de ese día el encabezamiento del titular menciona: “Los derechos de la mujeres en Castilla y León”.
Y de los derechos del niño no nacido, ¿nadie habla?; ¿es que el feto no tiene derecho a la vida?
Cuando san Juan Pablo II, a comienzos de la década de los ochenta, denunciaba el proceso de descristianización de la sociedad occidental, y muy en concreto de Europa y América del Norte, ya nos alertaba de la deriva ideológica que hemos sufrido. Notamos esa confusión entre Legalidad y Moralidad. De manera calculada y progresiva se presentó en un principio los comportamientos contrarios a la Ley Natural como “habituales”; en una segunda fase, se presentaron esas conductas ya habituales como “normales”; y en un tercer paso simplemente se identificó lo normal con lo moral, con lo bueno. Es decir: ¿qué es lo que estaba bien o mal moralmente? Pues simplemente aquello que estaba permitido por la Ley.
Pero ya no estábamos hablando de la Ley Natural (y mucho menos de la Ley Sobrenatural), sino de la Ley Civil. Es el Positivismo Jurídico. La bondad o maldad de una acción ya no es la adecuación de la conducta al Derecho Natural, sino meramente a lo que establece la Ley Civil. Es bueno lo que está permitido por la Legislación. El aborto, la eutanasia, etc. están sancionadas por la Ley Civil… luego, si están permitidas, es que son correctas moralmente.
¿Y quién proporciona esa buena formación moral y religiosa hoy en día?
Si no tienes una formación moral sólida es muy difícil sustraerse a este proceso de deformación de la conciencia. ¿Y quién proporciona esa buena formación moral y religiosa hoy en día? Preguntas que merecen ser estudiadas y respondidas en otro artículo.
Tal vez la lectura de lo expuesto nos lleve a una conclusión muy pesimista de cómo está nuestra sociedad. Yo diría que analizadas las cosas humanamente ciertamente puede dar esta impresión. Pero los creyentes tenemos un as en la manga: la gracia de Dios, la acción del Espíritu Santo, que no nos va a fallar y que nos da la esperanza que necesitamos. Con realismo, pero sin ingenuidades.
Yo recomendaría ahora –a los pocos días del fallecimiento de Benedicto XVI- y en estas circunstancias de las que estamos hablando, la lectura de la entrevista que el prestigioso escritor Vittorio Messori le hizo hace años al Papa cuando era todavía Cardenal Joseph Ratzinger y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: “Informe sobre la Fe”, un libro profético, audaz y que vale la pena releer. Lo aconsejo.
Si no tienes una formación moral sólida es muy difícil sustraerse a este proceso de deformación de la conciencia Share on X