Les hablé de él en un escrito anterior a la pandemia. Ilustro este de ahora con una fotografía mía en blanco y negro. El religioso escolapio Paco Martinez-Soria escuchó el silencio y dejó las Escuelas Pías de San José de Calasanz para abrazar el Císter de San Bernardo en el Monasterio de Poblet. La foto corresponde a los alumnos del curso 1971-1972 del 5º de Bachillerato Superior modalidad Letras. Sentado el tutor y profesor de lengua francesa. De pie el padre Paco. Las fotografías de cada curso tenían lugar en la terraza superior del edificio.
Todos mis compañeros de estudios sabíamos su origen aragonés. Sabíamos que era hijo del actor Paco Martinez-Soria. Lo apreciábamos por sí mismo. No nos dedicábamos a señalarlo fardando de él como hijo del actor. Insistía mucho en su segundo apellido Ramos. Basta con clicar ahora en internet con el nombre entero sin olvidar el segundo apellido para ver la gran cantidad de webs que fardan de él como el hijo del actor.
En su momento nos fijábamos en él como padre escolapio. En el momento de la foto era el padre rector del Colegio sito en la calle Diputación de Barcelona casi colindante con el Paseo de Gracia. Estos últimos años ha vivido en la enfermería de Poblet retirado de la circulación. Dios lo ha puesto a prueba con la enfermedad. Y al final lo ha llamado a su presencia.
Una vez fallecido aparecen multitud de páginas web hablando de él, no por si mismo como monje del Cister sino por esta razón de parentesco con su padre. Con estas líneas salgo al paso de este malsano comportamiento. Él siempre fue el padre Paco. Insistía mucho en llamarle de este modo. Con la razón social completa para diferenciarlo de su padre. Del mismo modo que fue un gran escolapio ha sido un gran monje cisterciense.