Este final de año se está convirtiendo en la última ofensiva en contra de la familia española. Empezamos por la ley del aborto, donde ya las menores no necesitarán aprobación paterna para abortar. Seguimos con la transexualidad, en la que cualquiera podrá cambiar su sexo en el registro sin examen médico. Y acabamos con la eutanasia, que ya es una realidad cotidiana en España. Además, está la ley de nuevas «familias» para acabar de rematar el tema.
La familia viene a ser el enemigo de los progresistas porque saben que es la base de la sociedad. Que una persona con familia luchará por tener un trabajo digno, unos derechos fundamentales y una educación de calidad. Mientras que las personas individualistas se conforman con lo que les dan y pierden sus objetivos en la vida. Cuando alguien tiene hijos lucha por un mundo mejor y más justo para dejarles a ellos. Así ha sido siempre en la historia de la humanidad.
Si a esto le añadimos unos principios cristianos, la familia se convierte en algo trascendente.
La Fe nos ayuda a poner el amor al prójimo por encima de cualquier ideología. Por eso somos inmunes a los ataques contra la familia, porque sabemos que es algo más que una comunidad humana. De ahí que los ideólogos actuales deseen también acabar con la Iglesia, y utilicen cualquier medio para difamarla y rechazarla. Pues saben que mientras haya Fe habrá familia y no nos podrán manipular.
De manera que la defensa de la familia tradicional no es sólo una cuestión personal, es la defensa de nuestra cultura, tradición e historia. Los niños de hoy, que serán los adultos de mañana, necesitan que se les proteja y se les ofrezca un entorno feliz donde aprender los valores que sostienen a nuestra sociedad y eso solo se lo puede proporcionar la familia.
Mientras haya Fe habrá familia Share on X