Si la Biblia es el libro más leído de la Historia, el relato del nacimiento de Jesucristo es, probablemente, una de las historias más conocidas del mundo. Por tanto, es interesante pensar en la Navidad como relato, y analizar los valores que, en su condición de narración, es capaz de transmitir a los que lo leen o escuchan.
Marcin Kazmierczak, que desde hace años dirige en la Universitat Abat Oliba CEU los trabajos de un grupo de investigación dedicado a poner de relieve el potencial educativo de la literatura (TRIVIUM), apunta a la virtud de la humildad. La narración de la historia de Belén nos recuerda, a través del ejemplo, “que la virtud de la humildad es una de las fundamentales”.
En tanto que relato, la historia de la Navidad activa el mecanismo de la mimesis (imitación en la vida real de los valores narrados) para invitarnos a ser humildes. Lo hace al presentar a un Dios que es capaz de “rebajarse” para encarnarse en un “hombre limitado”. La llamada la humildad también se encuentra en las circunstancias del alumbramiento. Como subraya Kazmierczak, catedrático de Literatura de la UAO CEU, nos habla de que Dios “decide nacer en una familia modesta, sin dinero para un hospedaje. Esto es algo que también aprendemos de esta historia: los cristianos somos seguidores de una persona pobre”.
En esta línea, hay que tener presente que la presentación de la humildad como virtud es una de las “grandes novedades del cristianismo. No era una virtud para los filósofos griegos”, apunta este profesor universitario.
Paradigma de resiliencia
Kazmierczak, que tiene entre sus ámbitos privilegiados de estudio el fomento de la resiliencia a través de la literatura, aprecia también que la Navidad es una “historia de resiliencia paradigmática”. Y no sólo por las adversas circunstancias que superan María y José, sino por cómo lo hacen: “Se nos presenta una familia que funciona como un espacio de apoyo mutuo, llena de conexiones afectivas. Las conexiones afectivas son consideradas por los especialistas como el pilar central de la resiliencia”. De hecho, añade Kazmierczak, en Belén no encontramos infelicidad o angustia, puesto que “está la familia como base de esa seguridad afectiva”.
No hay duda de que la Navidad ha sido una inspiración del más alto nivel para la creación artística, en general, y literaria, en particular. “La narración del nacimiento de Cristo en un establo tiene un gran atractivo por los valores que transmite”. En el portal de Belén se dan cita una serie de elementos que elevan el relato: “la belleza de la familia, la puesta en valor de la pobreza, la solidaridad entre los humildes y modestos, la ternura de la madre, la protección del padre, la presencia de ángeles y pastores y de elementos de la naturaleza como los animales. Todo unido resulta sumamente atractivo”.