ForumLibertas informaba que el cardenal Joseph Zen iba a ser juzgado desde el 19 de septiembre de 2022 en Hong Kong por su papel como fideicomisario del Fondo de Ayuda Humanitaria 612.
Esta organización pagó los honorarios legales y las facturas médicas de los hongkoneses que protestaban por el proyecto de ley de enmienda de la ley de extradición. Esta legislación de 2019 habría permitido la extradición a la República Popular China. Muchos residentes vieron esto como una subversión del sistema político semiautónomo de Hong Kong, lo que provocó protestas a gran escala, disturbios políticos y represión policial. También provocó una mayor intervención directa de Beijing en el gobierno de Hong Kong.
Para el Partido Comunista Chino, el apoyo de esta organización a los manifestantes y la supuesta colusión con fuerzas extranjeras violaron la ley de seguridad nacional ordenada por el partido. Desde entonces, esta ley se ha aplicado retroactivamente.
Obispo jubilado de la diócesis de Hong Kong, el cardenal Zen ha apoyado durante mucho tiempo a los manifestantes de Hong Kong, criticó a Beijing y receló del acercamiento del Vaticano con el Partido Comunista Chino. Los católicos chinos ven el arresto como un intento de intimidar y prevenir el activismo entre la comunidad católica de Hong Kong.
Para comprender por qué el Partido Comunista Chino se sentiría intimidado por un hombre de 90 años y lo amenazaría con cadena perpetua, es importante ir más allá de los efectos de cobardía que trata de imponer China a los católicos, e identificar sus principios de liderazgo. La amenaza del cardenal Zen para el Partido Comunista Chino no radica en su apoyo a la reforma democrática, sino como una fuente competitiva de autoridad política.
El liderazgo del Partido Comunista Chino continúa siendo moldeado por los principios de la filosofía clásica china. A pesar de la condena oficial durante los años de Mao, el partido ha tratado más recientemente de reforzar los cimientos del pensamiento chino clásico para legitimar su propio gobierno.
Durante un discurso de 1997 en la Universidad de Harvard, Jiang Zemin, entonces secretario general del partido, elogió el pensamiento chino clásico y lo vinculó con los valores contemporáneos y el desarrollo del estado. Hoy, el Secretario General Xi Jinping menciona rutinariamente la filosofía clásica en sus discursos y señaló en el XIX Congreso Nacional que el desarrollo del socialismo con características chinas se basará en la visión, los conceptos, los valores y las normas morales tradicionales de la cultura china.
El Cardenal Zen y el desafío a la jerarquía China
De acuerdo con sus principios morales, el partido no puede tolerar la competencia en la autoridad y tiene un largo historial de eliminar a quienes presentan un desafío a la posición del partido. Por ejemplo, después de la Campaña de las Cien Flores de 1956-57 que alentó el compromiso de los intelectuales, Mao Zedong usó la Campaña Anti-Derechista para eliminar su creciente autoridad. Esta campaña buscó refutar los comentarios contra el régimen hechos por intelectuales, castigando a unos 550.000 de ellos, muchos con reformas a través del trabajo.
Más recientemente, Xi Jinping ha utilizado una campaña anticorrupción para eliminar los desafíos internos del partido a su autoridad mediante la purga de figuras prominentes, como Zhou Yongkang, jefe de seguridad pública retirado y ex miembro del Comité Permanente del Politburó. En Hong Kong, la ley de seguridad nacional se ha utilizado para acusar al editor y activista por la democracia Jimmy Lai, cuyos medios critican regularmente a los líderes del Partido Comunista Chino y de Hong Kong.
El principio de jerarquía también se puede usar para comprender y predecir cómo se pueden desarrollar los eventos. Por ejemplo, si el cardenal Zen muere bajo custodia, podría convertirse en un mártir del movimiento de protesta, lo que difícilmente es ideal para el Partido Comunista Chino. Aún así, la filosofía del liderazgo sugiere que sería aún peor para el partido dejar que Zen continúe con su activismo y se convierta en una amenaza más activa para su monopolio moral y político.
Además, arrestar a un cardenal podría interrumpir los lazos con el Vaticano. Sin embargo, como explica el politólogo Lawrence Reardon, desde 1949 la principal preocupación del partido en las relaciones con el Vaticano ha sido si el papa o el partido nombran obispos dentro de la República Popular China. En otras palabras, quién se sienta en la cima de la jerarquía católica dentro de la República Popular China es más importante que cualquier otra cosa que el partido obtenga a través de las relaciones con el Vaticano.
Para permanecer en la cima de la jerarquía moral de China, el partido deberá eliminar las fuentes alternativas de autoridad. A través de sus críticas al partido y al Vaticano, el cardenal Zen ha mostrado el potencial de transformarse en un líder político por derecho propio.
Como posible fuente alternativa de autoridad, el cardenal Zen se ha convertido en la última víctima de la jerarquía moral del partido.