(La Vanguardia / ForumLibertas).- Los demógrafos alertan que entran en la treintena las españolas nacidas en los 90, que son pocas y tienen pocos hijos, y confían en que los nacimientos repunten cuando lleguen las hijas de las ‘boomers’. La denuncia apunta los riesgos de un país que no promueve la natalidad ni la familia, célula básica de la sociedad y de los nacimientos.
Por eso, la natalidad española, en mínimos históricos, seguirá cayendo como mínimo en los próximos diez años. “Estamos en una situación que, estructuralmente, configura la tormenta perfecta para seguir teniendo pocos nacimientos durante los próximos años”, afirma Albert Esteve, director del Centre d’Estudis Demográfics.
Esteve recuerda que la evolución del número de nacimientos depende de dos factores: la cifra de candidatas a ser madres (la población fértil) y las ganas o posibilidades de esas mujeres de tener hijos (la tasa de fecundidad). Y ambos van a la baja.
La crisis de la familia tradicional derivado de las ideologías de género, y la falta de la promoción de la maternidad y la paternidad y la construcción de familias estables son los elementos que han provocado esta situación.
El impacto del ‘babyboomer’ en los 2000
“Llevamos más de treinta años con la fecundidad por los suelos, y si en la década de 1998 a 2008 crecieron los nacimientos fue porque en esas fechas alcanzaron la edad de tener hijos las babyboomers –la generación más numerosa– y además llegaron muchas mujeres inmigrantes en edad fértil, así que se elevó la cifra de candidatas a ser madres”, explica Esteve.
Pero ahora la situación es la contraria: están en la treintena las mujeres nacidas a mediados de los 80, que fue un periodo de baja fecundidad y poca natalidad debido a una fuerte crisis económica y cambios sociales derivados de la despenalización de los anticonceptivos y del aborto.
“Las que habrían de ser las abuelas de hoy tuvieron pocos hijos, y sus hijas, además de ser pocas, también tienen una fecundidad muy baja, así que la cifra de nacimientos va a continuar retrocediendo, y no tanto por lo que se haga ahora sino por lo que ocurrió décadas atrás”, resume Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
El resultado es que el año pasado nacieron 336.811 bebés, prácticamente la mitad de los que se contabilizaron en 1975 y 150.000 menos que en 2008. Y la tasa de fecundidad, del 1,16, se acerca al mínimo del 1,13 registrado en 1998.
“Tenemos generaciones más cortas, baja fecundidad, y un escenario de incertidumbre que no anima a las parejas a tener hijos, así que ni a corto ni a medio plazo es previsible un rebrote de la fecundidad”, dice el investigador del CSIC. Y enfatiza que ni siquiera la sacudida provocada por la pandemia de la covid lo ha conseguido.
“En el pasado, cuando había una epidemia o una crisis de mortalidad muy fuerte después solía rebotar la fecundidad: si la mortalidad era adulta, la pareja superviviente volvía a casarse y tenía nuevos hijos; y para recuperar la mortalidad infantil también se incrementaba la fecundidad en años posteriores; en esta pandemia no ha sido así”, comenta Ramiro.
En 2021 se registró una caída de la natalidad más acusada que en los años previos fruto de los meses de confinamiento y restricciones, “y en 2022 la cifra de nacimientos está registrando niveles similares”. Entre enero y junio nacieron 159.705 bebés, apenas 200 más que en el mismo periodo de 2021, cuando la natalidad registró el mínimo de la serie histórica que registra el INE desde 1941.
Faltan políticas de calado, que promueven la familia, la descendencia y que apoye a la maternidad a través de incentivos. Para ello haría falta un cambio ideológico, que los políticos no destacan en favorecer.