El Papa Francisco aterrizó en Canadá este domingo al comienzo de una «peregrinación de penitencia» de una semana. El avión papal aterrizó este domingo en Edmonton, y el Papa ha visitado una antigua escuela residencial y se ha reunido con los pueblos indígenas este lunes, según Reuters.
La primera parada del Pontífice ha sido en Alberta, donde visitará el antiguo sitio de la Escuela Residencial India Ermineskin en Maskwacis, una comunidad de las Primeras Naciones al sur de Edmonton, una ciudad donde el Papa asistió a Misa y visitará la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos, la primera parroquia nacional de los pueblos indígenas. También el Papa Francisco ha visitado Lac Ste Anne, el sitio de una importante peregrinación anual en una comunidad de las Primeras Naciones y Métis. El Papa Francisco también celebró Misa en Sainte-Anne-de-Beaupre, un lugar de peregrinación en el río San Lorenzo.
Después de su llegada, el Papa presenció una actuación ante varios líderes indígenas que lo saludaron e intercambiaron obsequios. Si bien los líderes canadienses conocen el escándalo de las escuelas residenciales desde la década de 1900, el tema se volvió más prominente con el descubrimiento el año pasado de presuntas tumbas sin marcar en Columbia Británica, una provincia que el Papa no visitará. A pesar de las disculpas del Papa, muchos líderes indígenas han pedido una compensación financiera, la devolución de los objetos indígenas, la publicación de los registros escolares y la rescisión de una bula papal del siglo XV que justificaba el control colonial.
Aunque atraviesa el mismo proceso de descristianización que el resto del mundo occidental, poco más del 38 por ciento de los canadienses siguen siendo católicos y hay 73 diócesis repartidas por todo el país. El Quebec francófono ha sido tradicionalmente el centro del catolicismo canadiense. La abrumadora mayoría de los católicos canadienses residen en esa provincia junto a Ontario. El actual primer ministro, Justin Trudeau, es católico, aunque algunas de sus políticas no son coherentes con ello.
En 2015, los abusos sufridos por los sobrevivientes de las escuelas residenciales se destacaron en un informe histórico de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá. Alrededor de 150.000 niños de las Primeras Naciones, Métis e Inuit fueron separados de sus familias durante este período y colocados en escuelas residenciales, la mayoría de las cuales eran operadas por la Iglesia, como era normal entonces.
Según Jane Stannus, que escribe para el Spectator, “no se llevaron a cabo excavaciones. Y no está planeado, según una revisión devastadoramente exhaustiva del evento escrita por el profesor de historia Jacques Rouillard para Dorchester Review. Ha señalado que aún no hay pruebas contundentes de que las muertes de niños indígenas hayan sido encubiertas por las autoridades, o que sus restos no hayan sido devueltos a casa”.
Según la Sra. Stannus, “los medios y el gobierno optaron por desatar una ola de violencia, sentimiento anticatólico y vergüenza nacional que duró desde principios de junio del año pasado hasta el otoño de 2021, dañando la reputación tanto de Canadá como de la Iglesia Católica.» De hecho, ha habido una ola de iglesias que han sido destrozadas, quemadas y profanadas. Mientras tanto, la visita del Papa fue en parte una respuesta a la demanda del Primer Ministro Trudeau de que el Papa fuera a Canadá para abordar la situación en persona.
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¡Qué raro! «Viaje penitencial». Viaje a pedir perdón. ¿Por unos cadáveres que no han sido encontrados? ¿Por muchos templos católicos incendiados a raíz de un bulo? ¿Porque Amnistía Int.nal y DDHH de la ONU —insignes representantes de la moral— respaldaron a Trudeau que EXIGIÓ que el Papa fuera a Canadá a pedir perdón por un supuesto genocidio humano y cultural?
Digo raro, porque cuando Juan Pablo 2° fue a Canadá, algunos indígenas destacados, con títulos universitarios, agradecieron la educación recibida en esas escuelas católicas.
Mientras tanto, Trudeau, que tenía poco respaldo parlamentario, aprovechó el escándalo para llegar emocionalmente a los parlamentarios y hacerse aprobar dos leyes indigenistas que les dan autonomía plena a los indígenas sobre ciertos territorios. De este modo, las empresas mineras le deberán a Trudeau que no tienen que recurrir al trámite oficial para firmar contratos de explotación considerablemente lucrativos, sino que pueden celebrar convenios directamente con los jefes indígenas.
Y de paso, Trudeau, con probados vínculos masónicos, desprestigia más a la Iglesia, minoritaria en ese país.
Es más fácil repetir lo que dicen los medios (no simpatizantes de la Iglesia) que investigar la verdad.
Para ser objetivos, hay que mirar las dos caras de la moneda, no sólo la que los prestidigitadores políticos muestran, sino la que no muestran.
Puede consultarse:
«Canadá. Indios masacrados e Iglesia».
«Jacquers Rouillard, el historiador que desmonta el viaje penitencial»
Corrijo: Jacquers, incorrecto; Jacques, correcto.
«Los restos nunca encontrados de niños indígenas en Canadá». (Aceprensa)
«¿La Iglesia Católica tiene “derecho” a evangelizar a los indígenas? Un sacerdote responde». (Aciprensa)