No puede haber decisión más democrática que lo que ha sucedido en Estados Unidos. La Corte Suprema ha suspendido la obligatoriedad del aborto legal en el país tras anular su decisión de Roe vs. Wade de hace 50 años, la sentencia que, a efectos legales, obligaba a todos los estados a practicar el aborto para quien lo pidiera, aunque las mayorías electorales decidieran lo contrario. Ahora cada estado decidirá su aplicación.
Se espera que la mitad de los estados introduzcan nuevas restricciones al aborto y sean territorios en favor de la vida. Trece ya han aprobado las llamadas leyes desencadenantes para prohibir automáticamente el aborto.
El presidente Joe Biden ha reaccionado describiéndolo como «un trágico error» e instó a los estados a promulgar leyes para permitir el procedimiento.
Después del fallo de la Corte Suprema, la industria del aborto, Planned Parenthood, que constituye un gran lobby de presión y que ha generado millones de dólares en los últimos años, sostiene que millones de mujeres «perderán su derecho al aborto», es el relato que quieren imponer.
Una activista pro vida le dijo a la BBC que estaba «eufórica»: «No es suficiente hacer de esto la ley del país. Ser pro-vida es hacer [el aborto] impensable», dijo.
Al otro lado de la división, los partidarios del derecho a la muerte denunciaron la decisión como «ilegítima» e incluso como una forma de «fascismo», ¿no era totalitario la situación contraria?, cabe preguntarse.
En el histórico caso Roe vs. Wade de 1973, la Corte Suprema dictaminó por una votación de siete a dos que el derecho de una mujer a interrumpir su embarazo estaba protegido federalmente. Las decisiones del Alto Tribunal son vinculantes a todos los estados.
El fallo otorgó entonces a las mujeres estadounidenses el derecho absoluto a abortar en los primeros tres meses (trimestre) del embarazo, pero permitió restricciones en el segundo trimestre y prohibiciones en el tercero.
Pero en las décadas posteriores, los fallos contra el aborto han reducido gradualmente el acceso en más de una docena de estados.
En su sesión actual, la Corte Suprema había estado considerando un caso, Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization, que cuestionaba la prohibición del aborto después de 15 semanas en Mississippi.
Al fallar a favor del estado, la Corte de mayoría conservadora efectivamente puso fin al derecho constitucional al aborto.
Cinco jueces estaban firmemente a favor: Samuel Alito, Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Los tres magistrados que discreparon con la mayoría fueron Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan.
El fallo de este viernes, 24 de junio, equivale a una revocación total del precedente legal de la propia Corte Suprema, un movimiento extraordinario.
En los estados donde las opiniones sobre el aborto están muy divididas, como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, la legalidad del procedimiento podría determinarse elección por elección. En otros, el fallo puede desencadenar una nueva ronda de batallas legales, incluso sobre si las personas pueden salir del estado para abortar u ordenar medicamentos abortivos a través de los servicios de correo. LA democracia se devuelve a los estados en materia pro vida.
Al denunciar el fallo de la Corte Suprema, el presidente Biden les dijo a las mujeres de los estados donde estaba prohibido viajar a aquellos donde no lo estaba.
Los gobernadores demócratas de varios estados, incluidos California, Nuevo México y Michigan, ya han anunciado planes para consagrar el derecho al aborto en sus constituciones.
