En el final del Ángelus, el Papa Francisco ha hecho referencia a los 27 dominicos beatificados que han sido elevado a los altares como mártires con razón de odio a la fe durante la contienda de la Guerra Civil española.
Francisco quiso agradecer el testimonio que representan y que fue reconocida en la beatificación que tuvo lugar este sábado, 18 de junio, en la Catedral de Sevilla: “Nos anima a hacer de sus vidas una ofrenda de amor a Dios y a sus hermanos”, según recoge Vatican News.
Los nuevos beatos son sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que fueron asesinados con razón de su fe, y el obispo de Roma les mencionó nominalmente: “Ayer, en Sevilla, fueron beatificados varios religiosos de la familia dominicana: Ángelo Marina Álvarez y diecinueve compañeros; John Aguilar Donis y cuatro compañeros, de la Orden de los Frailes Predicadores; Isabella Sánchez Romero, monja anciana de la Orden de Santo Domingo, y Fruttuoso Pérez Márquez, terciario laico dominico. Todos muertos por odio a la fe en la persecución religiosa que tuvo lugar en España en el contexto de la guerra civil del siglo pasado.”
Tras pedir un aplauso para ellos, El Pontífice resaltó su ofrenda de amor a Dios a través del martirio y el perdón: “Su testimonio de adhesión a Cristo y de perdón a sus asesinos nos muestra el camino de la santidad y nos anima a hacer de sus vidas una ofrenda de amor a Dios y a sus hermanos.”
El testimonio de martirio de los 27 dominicos beatificados
Los 27 dominicos beatificados responden a veinticinco frailes dominicos martirizados en Almagro y en Almería, un laico dominico y una monja dominica.
En una celebración eucarística en la Catedral de Sevilla el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, subrayó el ejemplo de estos beatos mártires, quienes fueron asesinados por odio a la fe durante la guerra civil española.
El purpurado introdujo su homilía con una referencia al relato del Apocalipsis que se escuchó en la ceremonia: “Hemos oído que Juan, en su visión contempló una gran multitud de personas que, vestidos con vestiduras blancas, alababan a Dios”.
En la perspectiva de la mirada profética, el cardenal Semeraro afirmó que “hoy contemplamos el consistente grupo de Siervos de Dios que acaban de ser declarados beatos y proclamados mártires”.
El purpurado añadió: “Pertenecen a aquella «cándida comitiva de mártires», que alaba al Señor, como canta el Te Deum: «te martyrum candidatus laudat exercitus». Su historia ha sido recordada al iniciar este sagrado rito: fueron todos víctimas de la misma persecución que, en los años treinta del siglo pasado, provocó la muerte de cientos y cientos de cristianos: ministros sagrados, personas consagradas, fieles laicos… Una multitud, en efecto, que ha lavado sus propias vestiduras en la sangre del Cordero”.