Está claro que Putin, y no sólo él, sino los secuaces que le rodean y obedecen, ha enloquecido. Un escalofrío de miedo, sangre y muerte recorre el mundo entero y nadie es capaz de predecir un futuro de paz. Todas las opciones son posibles.
Como cristianos podemos preguntarnos sobre las causas que han llevado a esta situación y encontrar un rastro de luz para seguirlo, y actuar.
No sólo Putin ha enloquecido. Basta un recorrido por el mundo para ver situaciones generalizadas que contrarían la naturaleza humana. La moda trans en las adolescentes de Estados Unidos puede ser un ejemplo claro. Un porcentaje muy elevado de ellas ve de forma positiva esta situación, y se anima a las niñas, desde todos los ámbitos, a esta opción en la vida, como si no pasara nada, cambiando mentalidades y cuerpos de manera irreversible. (ver Forum Libertas de 18-12-2020 o más recientemente La Contra en la Vanguardia de 9-2-2022). Un solo ejemplo entre muchos, muchos, de enloquecimiento total.
En la misma Iglesia también se ven síntomas de desenfreno. Sorprende leer las declaraciones de esta semana (entrevista en la revista Bunte, 4-3-2022) al Presidente de la Conferencia Episcopal de este país, Obispo Georg Bätzing, cargándose de un plumazo 2.000 años de tradición y doctrina, intentando eliminar en la práctica algunos de los mandamientos y pasajes del evangelio respecto de la familia y la moral sexual, sin que desde las instancias competentes se diga o haga nada al respecto. Un solo ejemplo entre muchos. Y no es sólo él, también una amplia camarilla le sigue y aplaude. Y nadie con autoridad dice ni hace nada.
¿Dónde podemos buscar luz sobre esta situación en la que se encuentra el mundo?
Convendría acordarse de Fátima y otras apariciones de la Virgen (véanse también mensajes en Akita, Japón, 1973). En ellas se nos pide conversión del pecado a la Ley de Dios, a los mandamientos. En Fátima la Virgen nos dijo que si el mundo no se convertía vendría una guerra peor que la I Guerra Mundial, y vino la segunda. ¿Acaso el mundo de hoy está mejor que la sociedad anterior a esta II Guerra Mundial? La ecuación parece clara.
Diría así que Putin no es el origen del mal. Putin es una consecuencia de un mundo alejado de Dios. Las posibilidades de actuación de los cristianos son muy limitadas a simple vista, pero contamos con la fuerza de Dios; Dios no puede pedirnos imposibles ni milagros. Solo quiere nuestra colaboración por pequeña que sea. Entonces, ¿qué hacer? Podemos intentar mover la voluntad de Dios con dos armas, la oración y la conversión. Rezar, rezar y rezar, principalmente con el Rosario de Nuestra Señora. Y conversión. Convertirnos nosotros mismos y mover a la conversión de los demás; que se acerquen a Dios, que se acerquen al sacramento del perdón.
Dios es Señor de la historia, y sabemos que podemos mover su brazo todopoderoso. La oración puede cancelar guerras, o disminuir su gravedad. También lo ha dicho Nuestra Señora. Seamos consecuentes, y en todo caso, pongámonos bajo su manto protector.
La oración puede cancelar guerras, o disminuir su gravedad Share on X
1 Comentario. Dejar nuevo
Discrepo de llamar a «conversión» a los cristianos practicantes de la Religión, y no hace falta ni decir Católica. Los practicantes dominicales del Cristianismo por practicar ya estan «convertidos». Lo que falta es llamar a La Vida De Perfección que es el lema que se usa en los cenobios. Emplear la palabra «conversión» dirigida a los cristianos practicantes resulta molesto pues no anima los animos hacia arriba y más bien califica a la tropa de creyentes de pobres incautos.