El 8M se ha convertido, sin darnos cuenta, en el «día de la mujer» cuando nunca ha sido así. Según el calendario oficial de días internacionales de las Naciones Unidas, el 8M se celebra el «Día Internacional de la Mujer Trabajadora».
Es curioso y necesario, detenernos unos minutos a pensar sobre esta «maquiavélica» evolución de tan sonado día que las feministas radicales, financiadas y dirigidas por grupos de varones, como la Open Society de George Soros, han asumido como propio.
En primer lugar, destacamos que es algo que está solo en la agenda de las feministas radicales, pues las feministas de siempre, las normales, las que defienden los derechos de todas las mujeres, han sido apartadas a todos los niveles, incluso a nivel político, de la jugosa tarta económica que financia a este nuevo movimiento feminista radical.
En segundo lugar, la conmemoración como tal ya nació viciada, pero proviniendo de la ONU, no se podía esperar menos. Para la ONU, las abuelas o las amas de casa no son «mujeres trabajadoras» y sus planes de empoderamiento de la mujer pasan por seducir a nuestras jóvenes para que asuman que solo podrán realizarse plenamente cuando consigan un empleo fuera de casa y, por supuesto, asuman como algo antiguo y retrógrado la idea de formar una familia y cuidar de su casa como principal aspiración.
Para rematar la jugada, el movimiento de los últimos años. Eliminando «mujer trabajadora» y convirtiendo el 8M simplemente en el día de la mujer, ya tenemos el efecto deseado: Una nueva definición de mujer, creada a imagen y semejanza del feminismo radical.
Así, para ser considerada mujer en nuestros días y que tus opiniones no sean «canceladas», debes ser pro-abortista, promiscua, defender mantener relaciones sexuales desde antes de los 16 años, querer llegar «sola y borracha» a casa y, por supuesto, eliminar la maternidad de tus objetivos vitales, anteponiendo tu desarrollo profesional a cualquier otra circunstancia, incluso a tus propios instintos.
Si en algún momento de este duro camino para ser una «feminista radical de pro» sufres, no te preocupes, porque ellos han diseñado una pastilla que te ayudará en cada momento: Pastillas para no quedar embarazadas, pastillas para abortar si se te olvida prevenir, pastillas para las enfermedades de transmisión sexual que puedas contraer a lo largo de tu «carrera» y, por supuesto, pastillas para mitigar esa ansiedad y agobio con el que, negar tu naturaleza, te hará vivir el resto de tu vida. Para tener hijos a destiempo, pasados los 35 años, aún no hay pastillas, pero bueno, siempre puedes comprarte un perro y hacerte animalista o acudir al lucrativo negocio de las clínicas de fertilidad y «comprarte un hijo» por un módico precio….
Esta es la estrategia con el que el valor de la «mujer corriente» (que me perdonen las mujeres, pues no hay mujer corriente, pero había que definirlo de alguna forma) ha desaparecido de nuestra sociedad. Este es el movimiento con el que, definitivamente, destruirán el pilar fundamental de nuestras sociedades: La Familia.
Por ello, en lugar de intentar luchar contra esta maquinaria, deberíamos unirnos para volver a enseñar a nuestros hijos la belleza de la vida y de la familia; La importancia de incluir la fundación de un hogar por encima de las perspectivas materialistas de los estudios y las aspiraciones económicas del mañana…
Llegados a este punto, debemos preguntarnos ¿No hemos sucumbido nosotros también al materialismo y al individualismo que impregna esta cultura destructora de la familia? ¿Acaso no somos nosotros también culpables de alterar las escalas de valores de nuestros hijos, poniendo por encima de la familia y la vida el dinero y los logros profesionales?
Aprovechemos esta cuaresma para «limpiar» también nuestros ojos porque es muy fácil encontrar las pajas en los ojos ajenos, pero si queremos construir una alternativa, quizás debamos pararnos antes a limpiar las vigas de los nuestros.
3 Comentarios. Dejar nuevo
Es el artículo que yo habría escrito. Gracias
Excelente artículo. Enhorabuena.
El problema, creo yo, es que el Estado nunca ha reconocido el valor del trabajo doméstico de las amas de casa, porque»lo que nada cuesta, nada vale». Es decir, que la independencia de la mujer ha estado condicionadas por la falta de remuneración de su trabajo en casa. Pero no sólo lo ha hecho el Estado, lo han hecho los maridos de las amas de casa, salvo en los casos en los que las amas de casa manejaban el dinero. ¿Cuándo el Estado ha establecido un sueldo para las amas de casa? Que yo sepa nunca, lo cual ha motivado que para que una mujer tuviera su independencia económica lo obligado era ponerse a trabajar fuera de casa y dedicar menos tiempo a la familia. O sea que no sólo las feministas tienen la culpa de la que se habla en el artículo, que la tienen…,hay más factores, que no se consideran y que tienen su importancia.