Este pasado domingo 3 de octubre, cerca de un millón de personas se han manifestado en 70 ciudades de México en la “Marcha Nacional a favor de la mujer y de la vida”. El acto más masivo se realizó en Ciudad de México. El origen de esta manifestación se encuentra en las últimas resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la despenalización del aborto en México, y también por la falta de garantías a la objeción de conciencia.
Hay que recordar que, a diferencia de la mayoría de los tribunales constitucionales europeos, sus equivalentes hispanoamericanos actúan en ocasiones como otra cámara legislativa más, semejante a la de su homónimo de Estados Unidos. Esto hace que invadan lo que en Europa se consideraría un ámbito específico del poder legislativo. Esto ha sucedido en el caso de México, donde la Corte Suprema se ha impuesto al parlamento federal y estatal.
Los manifestantes caminaron en un ambiente pacífico y familiar, donde se hizo especial énfasis en la importancia de ayudar y proteger a la mujer y la vida de los seres humanos desde el vientre.
“Estamos aquí porque, por encima de todo dolor, creemos que podemos seguir adelante, respetar la ley sin que esa ley se use para quitarle la vida a los más débiles. Estamos aquí porque, por encima de toda dificultad, creemos que podemos ayudarnos unos a otros. Estamos aquí porque queremos dejar de reprochar y dividir, y queremos construir y unir. Queremos un México unido, no un México dividido entre la vida o la muerte”, expone el manifiesto leído en el Ángel de la Independencia por la activista Irma Barrientos.
“Ante la disyuntiva de no criminalizar a la mujer que aborta y preservar la vida del concebido no nacido, la Corte haya optado por descartar al segundo, sin buscar la salvaguarda de ambos”. Una vez más los jueces ignoran la existencia de un ser humano engendrado que, como tal, es portador de derechos. Es un absurdo que el mundo científico mucho más ecléctico en su pensamiento moral, mantenga la convención de no permitir que los embriones generados crezcan más allá del día 14, porque entienden que, a partir de esta fecha, la división celular ya presupone un ser humano, o que se protejan los huevos de determinas aves, como el urogallo en España o las cigüeñas que anidan en campanarios y edificios, y el ser humano carezca de la más mínima protección en el vientre de su madre, como lo es que impere la eugenesia entre las razones que justifican matar al que ha de nacer.
De ahí que sea muy exacto que, tal y como afirma el Manifiesto, el aborto es un tema complejo, que tiene una raíz muy simple: “acoger o rechazar la vida, solucionar nuestros problemas con elecciones de vida o solo ofrecer imposición de muerte”. Estas palabras resuenan en el caso de España, donde se ha legislado además a favor de la eutanasia y el suicidio asistido, y vive en el escándalo jurídico de que el recurso contra la ley del aborto lleve ¡once años congelado en el Tribunal Supremo!
La sociedad española necesita reaccionar ante esta agresión a la vida.
En este sentido la marcha mexicana ofrece dos ejemplos para la reflexión. El primero el de la amplitud y unidad de la participación de organizaciones provida y mucho más allá de ellas, porque no se trata de una cuestión “especializada” sino de una exigencia, la del respeto a la dignidad de la vida, de carácter global, integral, también participación desde distintos ámbitos políticos, del PAN y del PRI y de otras organizaciones políticas menores de distinto signo.
Pero, lo que desde la perspectiva española merece subrayarse es el papel determinante de la Iglesia en México.
La Conferencia Episcopal emitió un comunicado en el que se decía “Como sabe y lo hemos comentado en la pasada reunión de la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió dos acciones de inconstitucionalidad relacionadas con la despenalización del aborto y el derecho humano a la vida en el código penal de Coahuila y en la constitución de Sinaloa. Hemos compartido lo lamentable de esta situación y ya nos hemos pronunciado al respecto. Ahora debemos estar abiertos a las acciones que conlleva nuestro pronunciamiento.” Vemos con agrado las numerosas acciones y manifestaciones que se han dado en todo el país, y animamos a los laicos a seguir haciéndolo. En ese sentido, diversos laicos de distintas organizaciones sociales, católicos y no católicos se han acercado a nosotros para proponer una presencia masiva en la Ciudad de México con el fin de manifestar el aprecio y la protección de la vida humana de la mujer y de su hijo en toda circunstancia.
Como pastores estamos llamados a acompañar, impulsar y respaldar las acciones de nuestros fieles de tal manera que esta concentración de miles de hombres y mujeres -dentro del marco de la ley- sea una expresión nacida desde la fe hecha caridad a favor de soluciones reales a las necesidades de la mujer y su dignidad, al mismo tiempo que se hace visible y se respeta la integridad del derecho a la vida del hijo o hija en gestación.
Esta concentración se ha agrupado en torno a una campaña que lleva como título: A favor de la mujer y de la vida, y reúne a organizaciones sociales de todo el país. Como recordará la propuesta ha sido presentada a la Conferencia del Episcopado Mexicano y vemos con agrado esta gran oportunidad para que nuestro pueblo fiel pueda sumarse a esta iniciativa.
Los exhortamos a que en las misas dominicales y por otros medios que se consideren oportunos, se invite y se anime para que el mayor número posible de personas acuda, dándoles las facilidades para que puedan asistir a esta concentración en la Ciudad de México el domingo 3 de octubre próximo por la mañana. La concentración es coordinada por el Lic. Marcial Padilla González (marcial@conparticipacion.mx) con quien se mantendrá toda la comunicación por parte de la Conferencia del Episcopado Mexicano a través de la Dimensión Vida y quien nos hará llegar información detallada de este evento.”
Esto es hablar claro y concreto, y comprometerse, con sus propias palabras, con lo que se espera de los pastores, aunque por desgracia no en todos los países sea así. La Iglesia ante la actuación de la Corte Suprema:
- Se pronuncia críticamente sobre ellos
- Está abierta a las acciones que conllevan su pronunciamiento.
- Ve con agrado las numerosas acciones y manifestaciones que se han dado en todo el país
- Anima a los laicos a seguir haciéndolo.
- Exhorta a que en las misas dominicales y por otros medios se anime para que el mayor número posible de personas acuda.
- Incluso se concreta la forma de coordinación
Todo un ejemplo que la Conferencia Episcopal Española no puede dejar caer en saco roto, más cuando hay tres motivos en el caso de España que requieren una respuesta clara y concreta: Primero, los abortos son uno de cada cinco nacimientos, que a su vez siguen disminuyendo. En algunas comunidades como Cataluña son uno de cada tres, y todo esto en un contexto de una caída brutal de la natalidad que condena el futuro de España. Segundo, la situación contra la vida y la familia mediante las leyes es mucho peor en el caso español. Y tercero, además se prepara una nueva ley para acentuar más todavía la política abortista.
Pero, lo que desde la perspectiva española merece subrayarse es el papel determinante de la Iglesia en México Share on X
2 Comentarios. Dejar nuevo
Los «argumentos» que se leen en las pancartas de la foto son contundentes. Impecables desde todos los puntos de vista, parece mentira que haya que proclamar y defender verdades tan evidentes. Lo cual es un indicio de que el abortismo militante solo genera falsedades con las que intenta esconder la verdad.
Qué diferencia, en inteligencia y dignidad, con las manifestaciones en favor del aborto libre.
México aún mantiene un núcleo de fe católica vivo y unos pastores conscientes de su misión. Deberíamos aprender mucho de ellos. Aquí se está «por otras cosas». Dios nos ayude.