Durante el rezo del Ángelus de este domingo, 19 de septiembre, el Papa Francisco ha ofrecido una reflexión de la liturgia diaria desde la ventana de su estudio frente a la Plaza de San Pedro.
Al comentar el Evangelio del día en que San Marcos relata que, de camino a Jerusalén, los discípulos de Jesús discutían sobre quién «era el más grande entre ellos», el Papa explicó que él les habló de forma contundente. Algo que –dijo– también se aplica a nosotros hoy.
El Santo Padre afirmó que “con esta frase lapidaria, el Señor inaugura una inversión: da un vuelco a los criterios que marcan lo que realmente cuenta”.
El Papa afirmó que ‘hoy en día la palabra ‘servicio’ «parece un poco descolorida, desgastada por el uso”. Pero recordó que en el Evangelio “tiene un significado preciso y concreto”.
El camino del servicio, según el Papa
Por esta razón Francisco señaló que si queremos seguir a Jesús, debemos recorrer el camino que él mismo trazó, “el camino del servicio”. Además destacó que “nuestra fidelidad al Señor depende de nuestra voluntad de servir”. Y esto a pesar de que cueste, por «saber a cruz».
El Papa también destacó que “cuanto más servimos, más sentimos la presencia de Dios”. Sobre todo “cuando servimos a los que no tienen nada que devolvernos, los pobres, abrazando sus dificultades y necesidades con tierna compasión: ahí descubrimos que a su vez somos amados y abrazados por Dios”.
Por esta razón –prosiguió el Santo Padre– Jesús después de haber hablado de la primacía del servicio, hace un gesto para ilustrarlo: “Toma un niño y lo coloca en medio de los discípulos, en el centro, en el lugar más importante”.
Francisco explicó que el niño, en el Evangelio “no simboliza tanto la inocencia como la pequeñez”. A la vez que expresó que “Jesús abraza a ese niño y dice que quien recibe a un pequeño lo recibe a Él. Esto es, en primer lugar, a quién servir: a los que necesitan recibir y no tienen nada que dar”.
El Papa invitó a preguntarnos siendo interpelados por el Evangelio:
Tras estas preguntas Francisco invocó a la Virgen María, humilde sierva del Señor, para que “nos ayude a comprender que servir no nos disminuye, sino que nos hace crecer. Y que hay más alegría en dar que en recibir”.