Recientemente el Papa Francisco ha prohibido la misa en latín y de espaldas a los fieles, que en su momento autorizó el papa emérito Benedicto XVI.
Msgr Eric Barr, sacerdote de la Diócesis de Rockford (Illinois) ha escrito un artículo en Catholic Herald en el que subraya cuatro razones por las que el papa Francisco ha decidido dar ese paso. Un artículo que el autor avisa «no se redactará con tacto». En referencia a que muchos ensayos de los últimos días han tratado de equilibrar las opiniones tanto positivas como negativas de Traditionis Custodes, el nuevo motu proprio emitido por el Papa Francisco sobre la Misa tradicional en latín.
Este artículo refleja su experiencia como sacerdote. Barr fue vicario para el clero de su diócesis cuando Benedicto XVI emitió el Summorum Pontificum y apunta que quiere ayudar a algunos «a comprender los problemas que motivaron a Francisco» para tomar la decisión.
Según Barr, en 2007, cuando se publicó Summorum Pontificum, «parecía que habían vuelto los días dorados de las misas tridentinas». El Papa Benedicto realmente quería ayudar a sanar las heridas que surgieron de la reforma de la liturgia del Concilio Vaticano II y permitir que las personas que tenían una afinidad especial por la Misa tradicional en latín se sintieran aliviadas por su sensación de pérdida de una liturgia que significaba tanto para ellos.
¿Funcionó realmente su esfuerzo? A continuación las razones que aduce el autor:
Poco crecimiento y gloria no encontrados
La misa en latín no sería muy popular, pero está creciendo a pasos agigantados. A menudo se anuncia como la forma de oración que salvará a la Iglesia. «Lo siento, pero hasta que vea estadísticas que indiquen lo contrario, lo llamaré noticias falsas», afirma Barr.
«Originalmente teníamos dos sitios en nuestra diócesis donde el Instituto de Cristo Rey Soberano Sacerdote celebró esa liturgia. Uno cerró poco después de la apertura debido a la falta de asistentes. El otro es un oratorio y constantemente recibe alrededor de 200 personas en una liturgia dominical», prosigue.
Clericalismo y falsas esperanzas
Algunos sacerdotes habrían utilizado Summorum Pontificum para promover el clericalismo y el elitismo. El clericalismo es el énfasis excesivo del estatus de un sacerdote con el deseo de ser colocado en un pedestal. Desafortunadamente, esta parecía ser una de las esperanzas subyacentes de algunos que buscaban celebrar la misa en latín.
Según Barr, las personas sin experiencia vivida de la misa en latín lo ven como la plataforma de lanzamiento de una nueva reforma. «Obviamente, no todos los que la apoyan son así. Pero uno tiene que preguntarse por qué una liturgia con la que la mayoría de los católicos ahora vivos nunca creció, dicha en un idioma que no entienden, captura su imaginación y sirve para anclar su fe católica».
«Dar a la gente la oportunidad de adorar a Dios con entendimiento y conocimiento. El misterio que debe causar la liturgia debe elevar a las personas a las alturas del cielo, no confundir sus mentes por un idioma que no pueden entender», concluye esta parte.
Respuesta del Papa Francisco
En respuesta, el Papa Francisco emitió Traditionis Custodes para combatir la desunión y la división causada por un uso inadecuado de la misa en latín. Su documento básicamente revoca gran parte de Summorum Pontificum.
Según Barr, la decisión del Papa es una que los papas a menudo deben tomar por el bien de la gente. «Vio la desunión, la división, las controversias crecientes y decidió que debía intentarse un nuevo enfoque». La misa tradicional no va a ser un rito paralelo a la forma ordinaria de la Misa. Habrá momentos en que se celebrará, «pero nunca será la bisagra sobre la que gire la catolicidad de la Iglesia», recuerda.
5 Comentarios. Dejar nuevo
Si eran tan pocos los seguidores de la Misa en Latín, ¿eran una amenaza a la unidad?
Si era un grupo en crecimiento, ¿por qué no dialogar con ellos? El Papa ha dicho ser un simpatizante del diálogo.
Y si Mons. Eric Barr quiere encuesta, aquí va ésta publicada en Crisis Magazine: the-growth-of-the-latin-mass-a-survey
Parroquias en EEUU con una Misa en Latín cada domingo:
Fecha – Parroquias – Fieles
enero 2019 – 59 – 145
enero 2020 – 61 – 163
enero 2021 – 69 – 174
junio 2021 – 75 – 196
La asistencia a Misa en inglés durante la pandemia disminuyó.
¿De veras
¿Es creíble que los fieles se ocupan en decir que la Misa en Latín es válida y en inglés no?
Algunos curas se esfuerzan en defender lo indefendible.
Hoy en día tenemos la Iglesia Alemana en rebeldía queriendo aprobar la bendición de parejas gays, la comunión a los protestantes, y la ordenación a mujeres. ¿Y la Misa Tradicional es la que preocupa que pueda romper la unidad?. Perdonen, pero esto es una tomadura de pelo.
Argumentos falaces de este articulo:
«Poco crecimiento de la Misa Tradicional», en mi diócesis el Obispo prohibió la Misa Tradicional desobedeciendo al Summorum Pontificium, y sé de otras diócesis, o que lo tuvieron prohibido, restringido o desaconsejado.
«Clericalismo y falsas esperanzas». La Misa Tradicional está centrada y dirigida (fieles y cura) a Dios, mientras que el Novus Ordo, el centro físico es el cura. Me parece que en el Novus ordo, el cura está más en un pedestal que en la Misa Tradicional.
«Traditionis Custodes para combatir la desunión y la división causada por un uso inadecuado de la misa en latín», esto es simplemente falso. Con la cantidad de Misas Novus ordo, indignas, o blasfemas que se producen, y nadie mueve un dedo, y con la cantidad de curas «novus ordo», que niegan temas importante de fe o de moral, que alguien se atreva a decir que la Misa Tradicional causa división, no es nada creíble. Es más personalmente creo que es una burla.
He asistido a misas tradicionales de niño, luego estuve decadas sin ir a ninguna, la liturgia moderna no me parece mal, he vuelto a asistir a alguna misa tradicional y no senti una conmocion especial, tampoco es de extrañar, me paso la misa casi con los ojos cerrados sumido en mis pensamientos, entiendo lo que Benedicto XVI quiso hacer, y tambien lo que el Papa Francisco quiere cortar, la apropiacion politica de ellas que es un fenomeno puramente occidental, que resulta incomprensible en otras latitudes donde la Iglesia, curiosamente, esta mas viva; dicho esto es potestad de cada obispo diocesano marcar la pauta, ya vendra otro Papa que discierna en el tiempo que le toque como van las cosas, quizas occidente necesite para vivificarse una vuelta a sus raices.
Esta mucho más que claro que la misa moderna simplemente ya no funciona ha perdido la esencia, ha perdido lo sagrado y lo que es peor ha hecho sacrilegio con el cuerpo y la sangre de nuestro señor Jesucristo, ya es tiempo de pedir perdón y enmendar nuestro camino solo recuerden, los hombres que aquí en este mundo, Dios, desde el más rico hasta el más pobre, estamos de paso y que no nos llevaremos nada de lo que atesoremos, mejor haced la voluntad de Dios nuestro señor, abramos los ojos y regresemos a nuestras raíces, regresemos a la misa de siempre
Generalmente es lamentable la actitud de superioridad farisaica con la que muchos defensores del ritual antiguo se manifiestan sobre la misa Novus Ordo, sin un verdadero conocimiento de lo que realmente significa la Tradición de la Iglesia. Esta es sin duda la razón principal de que el papa Francisco haya tenido que actuar como lo hizo al respecto.
Lefebvre y sus seguidores hubieran logrado mucho más actuando desde la humilde obediencia y no desde la soberbia rebeldía. Sus actitudes, lejos de invitar y contribuir con la unidad y contribuir a corregir los errores, producen animadversión. Pudieron haber logrado mucho más desde la caridad, participando en la liturgia nueva dando ejemplo de dignidad, invitando prudentemente a corregir lo que fuese pertinente y motivando a otros, sin despreciar el Novus Ordo, a descubrir y apreciar la liturgia antigua.
En cuanto al Novus Ordo, dado que en verdad es preciso evitar y corregir los abusos litúrgicos que se presenten, el enfoque tendría que estar en una adecuada catequesis para que las personas participen digna y correctamente de la celebración eucarística, y un mayor rigor en exigir la observancia de las normas litúrgicas a los sacerdotes y fieles. Una misa en la forma ordinaria, celebrada debidamente, no tiene por qué desmerecer en nada a una misa según la forma extraordinaria; es el mismo Jesucristo quien se hace presente.