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El veraneo de tus hijos

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El verano es un tiempo propicio para cambiar de actividad. Y por lo tanto en las familias, y para los jóvenes y niños/as, hay que organizar actividades, pero que vayan también en consonancia con nuestros principios, y que por supuesto sean actividades de: descanso, sosiego, paz alegría y bienestar.

Todo sin agobios, dado que a la hora de ponerse de acuerdo ya empiezan a aparecer las dificultades: cada uno quiere ir a un sitio, cada uno quiere ir en unos días distintos, cada uno quiere ir -quizás- con distintas personas, unos: en plan familiar, otros con los amigos, otros con el colegio…

Por lo tanto ponerse ya de acuerdo es un éxito; y tiene que tener entereza la persona a quien corresponda la misión de gobierno, para que no acabe “huyendo por los cerros de Úbeda” o como se suele decir en lenguaje coloquial: “Como el rosario de la aurora”.

Muchas instituciones organizan actividades para los jóvenes y para los niños, que aparte de educar y de la convivencia -qué es una forma efectiva de educación, si el clima es propicio para ello,- pues como digo aparte de educar: entretienen y divierten; sí además, estás actividades llevan también su parte de formación espiritual: mucho mejor, dado que la catequesis durante el curso a veces es bastante justa e incluso en algunos lugares inexistente.

También se recomienda, para este tiempo, una mayor convivencia familiar que haga posible la mejora: del diálogo, del respeto, de la tolerancia… y todo en un ambiente de paz y equilibrio psicológico.

Por lo tanto que sean útiles estos consejos breves para que pensemos en el verano como un tiempo que, en muchos aspectos, hay que aprovechar.

Por otro lado es conveniente que los jóvenes repasen las asignaturas en las que andan más flojos para que después el curso sea más llevadero para padres/madres e hijos/hijas.

Atentos también a los lugares a los que los hijos/as por muchas razones no pueden ir; hoy por desgracia hay mucha perversión y mucho libertinaje en este mundo nuestro. No nos podemos confiar: siempre pendientes; pero sin agobios y preocupaciones qué pueden quitarnos la paz y destruir nuestros tan deseados, anhelados y merecidos proyectos veraniegos.

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