Los obispos españoles, en su posición contra la eutanasia y la nueva Ley que la regula, ya se habían manifestado contundentemente en favor de que las personas hagan su testamento vital: “Animaremos a que se diga explícitamente que uno no quiere que se le practique la eutanasia, que quiere recibir cuidados paliativos y que tampoco quiere ensañamiento terapéutico”, declaraba el pasado mes de marzo el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Luis Argüello.
Ahora la CEE ha hecho pública la Declaración de Instrucciones previas y voluntades anticipadas, también conocida como el testamento vital para las personas que quieran realizarlo, llamado . «Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca de los tratamientos médicos que se me vayan a aplicar, deseo y pido que esta Declaración sea considerada como expresión formal de mi voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea respetada como documento de instrucciones previas, testamento vital, voluntades anticipadas o documento equivalente legalmente reconocido», así empieza el texto propuesto por los obispos españoles.
«Considero que la vida en este mundo es un don y una bendición de Dios, pero no es el valor supremo absoluto. Sé que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero desde la fe creo que me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios«, prosigue el texto que se dirige «a mi familia, al personal sanitario, a mi párroco o al capellán católico».
La Asamblea Plenaria de la CEE aprobó el texto en el encuentro que ha celebrado del 19 al 23 de abril de 2021 e invita a firmar este documento, «que es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase final de su vida».
El testamento vital también especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia. Además se solicita una atención espiritual.
Junto al documento, se ofrecen unas sugerencias prácticas para facilitar la realización y posterior inscripción en el registro de voluntades, un procedimiento importante para que tenga valor jurídico.
Solo el 0,6% de españoles pide el testamento vital
Muy pocas personas piden el testamento vital. La mayoría de españoles dejan que sus familias sean las que decidan en esos momentos y tan solo 286.000 personas han registrado sus últimas voluntades médicas. El 0,6% de la población, según fuentes del Ministerio de Sanidad.
En la escasa petición de voluntades previas está Navarra como la comunidad autónoma que más solicitantes tiene, pero tan solo es 12,1 testamentos por cada 1.000 habitantes, y dobla la media nacional. Le sigue el País Vasco (11,9) y Cataluña (11,2). En la cola, Extremadura (1,8) y Murcia (3).
Madrid, con 4,2 testamentos vitales registrados por cada 1.000 habitantes, se sitúa en los peores puestos del país.
Los obispos esperan que esa situación mejore ahora que irremediablemente la eutanasia es legal y una posibilidad en el momento más vulnerable de la vida de una persona.