Unos más y otros menos, pero ya empezamos a despertar. Hace años, se oían voces solitarias que eran acalladas por el devenir de los acontecimientos y –debemos reconocerlo- por la debilidad nuestra y de semejantes voces ante un aparato que en sus inicios más que intimidatorio era de mofa, aunque había de todo. Hoy, mofarse resulta hasta delirante, porque escenifica lo que pretende ahogar. Han descubierto que es más efectivo el ignoramiento que desencadena por sí misma la autocensura provocada, porque acaba con la interacción del proscrito. Aunque hay casos (menos comunes para más pasar desapercibidos) de persecución con todo el peso de la ley, más cruel la más anónima silenciada… hasta la pena capital a manos de sicarios. Sobre ésta pretenden que de momento solo sean muertes alguna aquí y alguna allá para no despertar al ciudadano adormecido con el libertinaje, que más adelante, sin duda y ya empezamos a verlo, todos tendrán carta libre para matar si van en defensa de la ley del monstruoso aparato dominador.
¡Despierta, Babilonia! ¿No te das cuenta todavía de que tu libertad impuesta unilateralmente es todo menos libertad? Tomemos el ejemplo del padre Popieluszko, sacerdote polaco asesinado por los servicios secretos del régimen comunista polaco en una fecha clave (1984), beatificado en 2010 por Benedicto XVI. Pocos años después, otro sacerdote santo, el padre jesuita Francisco de Paula Solá, consejero mío en mis tiempos mozos, me confió algo que podríamos sintetizar así: “Con el capitalismo han conseguido por las buenas y en aras de la libertad aquello que no consiguieron con la dictadura del comunismo”.
¿Qué era ese “aquello”? ¡Lo que sigue siendo, querido amigo… y lo es hoy más que ayer! La dominación del hombre por el hombre, como escenificación de la muerte de la libertad en la hora postrera. Eso es, la última época y la que se dice más libre de las que llevamos vividas, cercanas al Fin. ¿Qué fin? El Fin de los Tiempos que remarca claramente con letras de hierro forjado a su fuego ardiente Jesucristo en los Evangelios y en el Apocalipsis, que todos sabemos (aunque, dada la ignorancia religiosa, cada día menos) que narra el advenimiento de la era de paz que ha de traer Jesús tras derrotar al Anticristo, personificación del Príncipe de este mundo, Satanás.
Así se impone el totalitarismo del relativismo, alzado con voces de libertad que es libertad solo para mis amiguetes. Digamos que para pasar el rato como en constante verbena (como prolifera en las fiestas clandestinas intrapandemiales). ¿No te das cuenta, alelado títere, de que están haciendo contigo lo que tú les permites hacer… y luego aún te quejarás, como te tejas de otras cosas que te provocas tú mismo? ¡Abre los ojos, insensato! Con lo que perseguís tantos (que no por eso lícitamente) con el que llamáis “sexo libre”, os usan para distraeros de lo importante, lo mismo que decían del fútbol de manos del aparato de Franco. ¡Todos a una y una tras otra! Como si no existiera otra cosa en qué pensar día y noche que estar meneándote…
Decían (y dicen) que Franco imponía su censura porque era un dictador, pero Google puede imponer la suya a quien quiera, solo porque ese alguien no piensa como Google. Y eso, sin que nadie levante la voz, más que los directamente afectados, que son acallados. Ahí le tenemos, cerrando el canal de YouTube perteneciente a EWTN en español justo antes de Semana Santa, por contenido que no comparte Google (propietaria de YouTube) como la defensa provida. Así, como de otras maneras, Google se erige como impulsora de aquello que san Juan Pablo II llamó “cultura de la muerte”.
…Y quien dice Google dice las grandes tecnológicas y otras multinacionales que hay detrás de los gobiernos vendidos al diablo que se malvenden por cuatro chochos en la fiesta cercana al Fin del Fin. ¿Terminaremos nosotros también por aceptar el delirio posmoderno de afirmar que hay que retirar cruces porque son un símbolo franquista? Eso sí que a la plebe le colará, porque (culpa nuestra) no sabe que la cruz es símbolo de vida y de libertad: las que vino a traernos Jesucristo por orden de su Padre, el Creador, que por serlo, sabe mejor que nadie de qué va el mundo. Él es el Rey de reyes y Señor de señores (1 Tim 6,15; Apc 19,16, con expresiones similares en toda la Biblia). Él es a Quien emula el Señor del Mundo. Si no al Rey, ¿a quién iremos? (Jn 6,68). Lo hablaremos.
Hoy, mofarse resulta hasta delirante, porque escenifica lo que pretende ahogar. Share on X