Sacris solemnis juncta sint gaudia,
Et ex praecordiis sonent praeconia;
Recedant vetera, nova sint omnia:
Es de mucho recibo que me ponga ahora en tono algo catequético. Cuando era adolescente aprendí a cantar este bello himno eucarístico “Sacris solemnis” de Santo Tomás de Aquino. Pasan y pasan los lustros de mi vida y muy a menudo me viene a mi memoria, y a mis labios, el texto exacto con la melodía exacta de esta primera estrofa… y bastante bien la segunda. Es un canto que, una vez casado y padre, lo continué cantando en mis sesiones de Adoración Nocturna en el Templo Expiatorio del Tibidabo.
La lengua latina por lo común no se esgrime en la liturgia en nuestras latitudes se encuentre uno donde se encuentre. No se cultiva el canto gregoriano para todos los fieles en ninguna parte. Es decir, no se hace caso objetivo a lo dispuesto por el Concilio Vaticano II en materia de sagrada liturgia. Se ignora sistemáticamente lo litúrgicamente establecido. Este canto, con la letra impresa delante, es fácil de aprender, si se ensaya mínimamente y se canta en determinados momentos. Es un canto eucarístico excelente.
Creo conveniente divulgarlo para aprender a cantarlo. En el link precedente creo que está muy bien interpretado. En este otro de la Wikipedia en lengua inglesa está su letra latina reproducida íntegra, con traducción a la inglesa y a la alemana. Ya saben Vds. que yo acostumbro a ir a contracorriente. A contracorriente de la ignorancia litúrgica supina y de la falta de ambición pastoral de los ministros. Realmente soy un laico comprometido. Comprometido con Vd. que me lee y agradece lo que digo. ¡Comprometido previamente con Dios Nuestro Señor!
El modo de aprender a cantar es escuchar la grabación varias veces. Luego, con el papel impreso delante, cantar al unísono… escuchando. Llegará un momento que la grabación de fondo no será necesaria para cantar. Cabe grabarse la propia voz con el teléfono móvil para luego comparar. Es el modo de perpetuar el canto gregoriano con su autoaprendizaje por lo libre de laico y de laica, tanto de clase adulta como joven. ¡Y quién sabe si será factible introducirlo en la propia parroquia!
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Qué alegría haber encontrado este escrito que expresa justamente lo que yo viví en mi adolescencia. Muchísimas veces suele venir a mi mente y canto este himno eucaristico.